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Opinión & Crítica

"El wokismo lleva a la quiebra": Qué pasa cuando las empresas adoptan la agenda progresista

Una campaña fallida le costó a Budwiser 5.000 millones de dólares en valor de mercado sólo en la última semana

Photo of Busweiser and iinfluencer Dylan Mulvaney
Photo of Busweiser and iinfluencer Dylan Mulvaney | Illustration

Abril 17, 2023 6:08pm

Updated: Abril 18, 2023 5:17pm

“Go woke, go broke”, el wokismo lleva a la quiebra. Y ahí está de ejemplo Budweiser. En su desesperación por "estar a la moda" y ser "inclusiva", la empresa cervecera puso en sus latas de Bud Light a un hombre que no sólo se viste de mujer, sino de niña. El fracaso fue estrepitoso y causó tal indignación que las acciones de la compañía se desplomaron y su director tuvo que disculparse.

La patética campaña le costó a la empresa 5.000 millones de dólares en la bolsa sólo en la última semana. La reacción fue tan negativa que un distribuidor de Budweiser en Missouri canceló un evento en el que se presentaban los icónicos caballos Clydesdale de la empresa porque el público seguía "molesto" con el asunto.

“Nunca tuvimos la intención de ser parte de una discusión que dividiera a la gente”, dijo director ejecutivo de Anheuser-Busch, Brendan Whitworth en un comunicado. “Nos dedicamos a reunir a la gente para que se tome una cerveza”.

Whitworth no mencionó al activista trans, solo ofreció una disculpa a los clientes ofendidos.

Dijo que él es responsable de “garantizar que todos los consumidores se sientan orgullosos de la cerveza que elaboramos” y que la compañía apoya a “nuestras comunidades, militares, socorristas, fanáticos de los deportes y estadounidenses trabajadores en todas partes”. Whitworth agregó que pasa mucho tiempo “escuchando y aprendiendo de nuestros clientes, de distribuidores y otros”.

Recientemente, el activista Dylan Mulvaney anunció que celebraba sus primeros 365 días “de ser mujer” y esta declaración causó profunda indignación entre quienes opinan que ser mujer no es un disfraz. Lo cual desató una contracampaña de mujeres, muchas de ellas madres, que celebraban los más de 10.000 días de ser mujeres.

Personalidades políticas de EEUU y México se sumaron a la campaña. Desde la congresista Lauren Boebert y la exlegisladora Elsa Méndez hasta la primera congresista estadounidense nacida en México, Mayra Flores, hablaron sobre el dolor de parto, de la alegría de ver nacer a los hijos, algo que un hombre que alega ser mujer jamás podrá sentir.

El público masculino también se hizo escuchar. Personajes destacados dentro del conservadurismo como Kid Rock, Matt Walsh, Travis Tritt, John Rich y Tucker Carlson, han sido implacables en sus críticas a Bud Light.

Pero el asunto va mucho más lejos que una sola marca: es una tendencia. De hecho, Nike desató una furia similar. En estos momento hay una campaña en TikTok de mujeres que queman su indumentaria femenina, como respuesta al hecho que Mulvaney, el mismo hombre que se disfraza de mujer, se ha vuelto el nuevo rostro de una campaña de ropa deportiva femenina de Nike.

Esta situación es un reflejo del sistema corporativista imperante en la actualidad, que facilita la colusión a nivel estatal de políticas públicas impulsadas por las corporaciones más grandes del mundo. Esto se traduce en iniciativas de corte “progresista.”

Desde Davos, Suiza, el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, Larry Fink de la financiera BlackRock o Marty Lipton, socio fundador del bufete de abogados más rentable de Wall Street, han asumido el papel de criptopolíticos.

Por medio de cuotas, las empresas deben cumplir una serie de requisitos para satisfacer la Agenda 2030. La presión es económica, primero, luego judicial. Gestores de activos como Fink, que cuenta con 10 mil millones de dólares en participaciones, usa su influencia en el mercado para obligar a las empresas más pequeñas a ajustarse a su visión de “justicia social”. O cumplen o Fink se niega a invertir en ellas.

La banca no es la excepción. Goldman Sachs dejó en claro en el 2022 que no colaborará con empresas a menos que alcanzaran los objetivos de diversidad de la junta. Una breve búsqueda en Google conduce a la fundación del banco BBVA. Allí quedan claras las metas corporativas. Se usan las siglas en inglés ESG: 'Environmental' (Ambiental), 'Social' y 'Governance' (Gobernanza o Gobierno corporativo). Las ESG son consideraciones ambientales, sociales y de gobierno.

Pero no todos los gobiernos se han mostrado dóciles. El estado de Florida ha sido un ejemplo de resistencia. Bajo el mando del gobernador Ron DeSantis, el Estado del Sol le puso un alto a Disney por su adoctrinamiento de menores. La corporación perdió su situación fiscal privilegiada y perdió autonomía. Ahora deberá pagar impuestos como el común de los mortales. Todo por intentar intervenir en políticas de los estados.