Opinión & Crítica
La derecha se anota un tanto en la guerra cultural contemporánea
En Suecia, Noruega, Finlandia, el Reino Unidos y más de una quincena de estados en Estados Unidos ya se han establecido proyectos de ley para limitar o prohibir operaciones o tratamientos para cambiar de género a niños
Junio 9, 2023 7:50pm
Updated: Junio 14, 2023 6:45pm
Desde hace décadas vivimos tiempos realmente particulares, la verdad ha sido convertida en un término ambiguo que es pisoteado y usado a conveniencia por activistas de izquierda para reinterpretar y relativizar la realidad a diario; así, han convertido (al menos desde su discurso) a villanos en héroes, a héroes en villanos, y también, a mujeres en hombres y viceversa, trastocando por completo nuestros valores y sentido de pertenencia a la realidad.
El relativismo cultural es una proposición ingeniosa y bastante peligrosa; a sus sombra nunca podremos tener certezas, pues cada cabeza es un mundo y no podemos discriminar al que piense distinto, incluso, aunque su pensamiento “distinto” sea que está bien que un adulto mantenga relaciones sexuales con un niño.
En esta era de aberraciones, o mejor dicho, en la que las aberraciones han empezado a normalizarse, han ido avanzando agendas cuyo propósito es a plena luz la destrucción de la institución familiar. Según estos nuevos “activistas de derechos humanos” y gobiernos progresistas, un niño de 5 años tiene la capacidad de tomar la decisión de cambiarse de sexo, aunque todavía no tenga potestad para beber alcohol, fumar, manejar un vehículo o celebrar un contrato civil… pero, claro, decidir amputar su pene sí es una de sus posibilidades.
Ciertamente, una buena parte de la sociedad decidió equivocadamente durante décadas apartarse de la política, dejando el paso abierto a activistas radicales de izquierda, posmodernistas, progresistas y no pocos psicópatas, para comenzar a teorizar sobre el cambio de sexo en menores, terapias hormonales, relaciones sexuales “consentidas” entre menores y adultos y otras lindezas similares.. Sin embargo, mejor tarde que nunca, padres, organizaciones y agrupaciones políticas han dicho basta, con lo cual ha dado inicio la contraofensiva contra los movimientos antifamiliares.
En Suecia, Noruega, Finlandia, el Reino Unidos y más de una quincena de estados en Estados Unidos, ya se han establecido proyectos de ley para limitar o prohibir las operaciones o tratamientos para cambiar el género de niños; un logro enorme, tomando en cuenta la naturaleza y el ecosistema progresista que se respira hoy en día por las calles de Europa.
Sin embargo, muchos se preguntarán ¿es esto un tema político? ¿Por qué se podría adjudicar como un triunfo de la derecha la defensa de la niñez?
Lamentablemente,, como establecía al principio de este artículo, vivimos en tiempos particulares, y hoy la derecha y la izquierda no solo batallan en términos ideológicos y económicos, sino también sociales y culturales. La izquierda ha optado por apoyar un sinfín de causas para destrozar la institución familiar, mientras que la derecha se ha convertido en la protectora de la vida, el matrimonio, la familia y la niñez.
La verdad es que durante muchos años, la derecha descuidó por completo el apartado cultural, dejando que la izquierda manipulara la historia, la realidad y la política a través de la conquista de espacios culturales, algo que todavía requerirá décadas de trabajo para equilibrarse. Sin embargo, el retroceso de ciertas iniciativas aberrantes, como el impulso del transgenerismo en menores, es una buena noticia.
Si a ello sumamos lo que ha ocurrido con marcas y compañías como Target y Budweiser en Estados Unidos, que han perdido miles de millones de dólares tras el boicot por parte de grupos conservadores por intentar impulsar este tipo de campañas, podemos deducir que la derecha finalmente está entendiendo cómo luchar y vencer las batallas del presente siglo.
Ciertamente, esta larga guerra cultural apenas comienza; sin embargo, afortunadamente hoy el mundo cuerdo cuenta con una poderosa herramienta que previamente no existía. O, mejor dicho, existía, pero estábamos imposibilitados de utilizarla libremente: Twitter.
Buena parte de las publicaciones que hacen referencia a esta temática hubiese sido censurada un año atrás. Hoy, afortunadamente, tras la compra de Twitter por Elon Musk, activistas, comentaristas, periodistas y personas comunes pueden expresarse libremente en la red social sin miedo a ser cancelados, lo que ha permitido que salgan a la luz múltiples aberraciones que son rechazadas por una gran mayoría, pero que hasta no hace mucho era ocultada por los grandes medios de comunicación, como es el caso de los libros con pornografía en las escuelas de Florida y los shows de drag queens semi desnudos con participación de niños, entre otros.
Si hoy la derecha ha podido finalmente organizar un boicot contra marcas que promueven agendas antifamilia y buscan adoctrinar a la niñez, es gracias en gran parte a la comunicación libre en Twitter, algo que, sin duda alguna, afectará de forma positiva a nuestras sociedades.
El camino sigue siendo muy largo y todavía queda mucho por recorrer: aún existen muchas organizaciones, políticos y activistas de izquierda que buscan promover ese tipo de iniciativas perversas,. No obstante, la gente decente ya ha encontrado una forma de lucha, y eso es algo que debemos celebrar.