Opinión & Crítica
¿Debemos culpar de la crisis de violencia a las armas o los asesinos?
La polarización se ha trasladado también a otros ámbitos, que sobrepasan el aspecto netamente ideológico, para convertirse en una auténtica guerra cultural
Marzo 31, 2023 4:37pm
Updated: Marzo 31, 2023 4:52pm
Otra masacre ocurrió este semana en una escuela de Estados Unidos, ahora en Nashville, Tennessee. Una mujer biológica trans ingresó a una escuela cristiana y asesinó a tres niños y tres adultos. Para el momento en que usted lea este artículo, conocerá la noticia, así que no entraré en detalles.
Luego de esta nueva tragedia, el presidente Joe Biden, los medios de comunicación y políticos demócratas han vuelto a culpar a las armas, no al agresor, de este nuevo ataque contra la vida y la civilización.
Pasemos del relato a los datos, y dejemos a un lado, por el momento, el debate sobre la idoneidad o no de una sociedad armada.
Según Mother Jones, un medio izquierdista que favorece la prohibición de las armas, entre la década de 1980 hasta el 2011, ocurría un tiroteo masivo cada 200 días, es decir, menos de dos por años. Sin embargo, en la última década los tiroteos se han triplicado. ¿A qué se debe esto? ¿Es qué no existía antes el libre porte de armas en varios estados del país? ¿Es qué ahora es más fácil adquirir armas?
La repuesta es no. Lo que ha cambiado, efectivamente, desde la década de los 80, es la irrupción de CNN, algo que daría pie al advenimiento de Fox News, dos medios que marginalizarían a los que hasta entonces eran los canales tradicionales dominantes: ABC, NBC y CBS, que empezaron a ser relegados hasta que decidieron apegarse al extremo de CNN, lo que iniciaría un proceso imparable de polarización de la sociedad.
Según el estudio Polarization in America: two possible futures, de Gordon Heltzel y Kristin Laurin, publicado en 2020, “La polarización alcanzó recientemente un máximo histórico en los Estados Unidos”.
Los republicanos se han movido a la derecha conservadora, y los demócratas se han corrido a la extrema izquierda, abrazando postulados socialistas que hasta hace unas décadas eran inaceptables para los estadounidenses. Esto ha traído como consecuencia que el 80% de ellos se expresan hoy desfavorablemente de sus enemigos partidistas o ideológicos.
La polarización se ha trasladado también a otros ámbitos, que sobrepasan el aspecto netamente ideológico, para convertirse en una auténtica guerra cultural en la que los estadounidenses discuten y se enfrentan por temas raciales, religiosos, económicos, e incluso de género y sexo, dando pie a un crecimiento de la polarización y la radicalización de la sociedad en bandos irreconciliables.
Por ejemplo, en el ensayo de Diana C. Mutz, de University of Pennsylvania, “How the Mass Media Divide Us”, se señala un estudio en el que se muestra a los participantes cuatro titulares, cada uno bajo el logotipo de una organización de noticias: Fox News, National Public Radio (NPR), CNN y la BBC. “Los republicanos prefirieron abrumadoramente las noticias de Fox News, mientras que los demócratas se transaron por NPR y CNN”. Además, los demócratas “evitaron sistemáticamente Fox News, mientras que los independientes no mostraron ningún patrón particular de preferencias”.
¿Qué nos indica todo esto? Pues que, si bien las leyes de regulaciones de armas no han cambiado notablemente en el país en las últimas décadas, lo que ha cambiado es la sociedad estadounidense, impulsada en gran medida por la irrupción de los nuevos medios de comunicación y por la aparición de políticos cada vez más radicalizados.
Sigamos con los datos. El economista Mark Perry compartió, en 2015, un gráfico que muestra como la violencia con armas de fuego cayó, a medida que la posesión de armas crecía en Estados Unidos: "Según estadísticas recuperadas de los Centros de Control de Enfermedades, en 1993 había siete homicidios relacionados con armas de fuego por cada 100 000 estadounidenses (véase la línea azul en el gráfico). En 2013, la tasa de homicidios con armas de fuego había descendido casi un 50%, hasta llegar a sólo 3.6 homicidios por cada 100 000 habitantes", según explica el economista.
Ciertamente, no podemos decir que en la última década la tenencia de armas se haya triplicado, como lo ha hecho el número de tiroteos masivos. Lo que ha aumentado de forma sostenida en esta última década es la polarización de la sociedad y las narrativas de odio y victimización en el medios tradicionales de comunicación, creando más división en la sociedad estadounidense.
Es comprensible que a muchas personas, especialmente aquellas que no nacieron o se criaron en Estados Unidos, les cueste entender la importancia de la Segunda Enmienda y el derecho a portar armas en este país. Más que de un tema ideológico, se trata de un tema que refleja los principios fundacionales de la nación: un pueblo armado no será victima de una tiranía.
A manera de ejemplo, imaginemos un escenario de prohibición, recuerriendo una vez más a los datos. En Estados Unidos hay 390 millones de armas en manos de los civiles y poco más de 330 millones de habitantes. ¿Por qué pensar que un gobierno podría quitar las armas de las manos a los civiles? O dicho de otra forma: ¿cómo se podrían confiscar las armas a los criminales? ¿Alguien recuerda lo que sucedió en Estados Unidos cuando se prohibieron las bebidas alcohólicas?
En ciudades como Nueva York o Chicago, las leyes de control de armas son de las más estrictas en toda la unión, y aun así tienen las tasas de delincuencia más elevadas del país. De hecho, Chicago fue la ciudad con mayor número de homicidios en Estados Unidos, en el 2022, según datos del Departamento de Policía de esa ciudad, donde 3.258 personas fueron tiroteadas y otras 637 muertas en tiroteos.
Un criminal, un asesino o un terrorista no se va a detener por ninguna legislación que establezca que “las armas están prohibidas”, el simple hecho de pensarlo es bastante simplista. Los únicos que se verán impedidos de acceder a las armas, de imponerse prohibiciones, son las personas que no quieren estar al margen de la ley, ciudadanos honestos que tienen armas solo para defenderse, no para agredir.
Personalmente, nunca he tenido ni disparado un arma y, evidentemente, me genera preocupación observar que estos crímenes se vuelven cada vez más recurrentes. Pero antes de sucumbir al miedo y la emoción, hay que leer las estadísticas, analizar en frío la situación y observar las verdaderas causas del problema. Un diagnostico equivocado traerá como consecuencia la respuesta errónea.