Régimen de Ortega libera al obispo Rolando Álvarez el lunes, pero lo vuelve a arrestar

El régimen de Ortega, en Nicaragua, liberó temporalmente al obispo católico Rolando Álvarez el lunes en medio de negociaciones entre el gobierno y la Iglesia Católica, pero lo volvió a arrestar el miércoles luego de que no se llegara a un acuerdo entre ambas partes. 

Las dos partes estaban negociando en el complejo episcopal católico de Managua sobre el futuro del obispo Álvarez, según una fuente diplomática que declinó ser identificada. Álvarez fue excarcelado el lunes por la noche, dijeron fuentes eclesiásticas. 

La fuente añadió que las conversaciones incluían la posibilidad de que el obispo fuera expulsado del país, pero que si el sacerdote se negaba a abandonar la nación centroamericana, volvería a ser encarcelado. 

Sin embargo, las negociaciones se interrumpieron el miércoles porque no se pudo llegar a un acuerdo sobre las condiciones de la liberación del obispo, según los medios de comunicación locales. Como resultado, Álvarez fue enviado de nuevo a prisión. 

El pasado agosto, el régimen detuvo al obispo Rolando Álvarez, que dirigía la diócesis de Matagalpa y que es un destacado crítico de Ortega, tras un enfrentamiento de dos semanas con la policía local. El sacerdote fue condenado a 26 años de prisión tras negarse a ser expulsado a Estados Unidos en febrero de este año.  

Según la investigación policial, Álvarez "organiza grupos violentos y los incita a realizar actos de odio contra la población... con el fin de desestabilizar el Estado nicaragüense". 

La medida se produce en un momento en que la relación de Nicaragua con la Iglesia católica sigue deteriorándose, a pesar de ser la principal religión del país. Sólo el año pasado detuvieron a tres sacerdotes, cortaron 12 emisoras de radio católicas y obligaron a tres canales de televisión católicos a dejar de emitir.

El régimen de Ortega afirma que los grupos reciben financiación de intereses extranjeros que conspiran para destituirlo.

En marzo, el gobierno nicaragüense cortó sus lazos con el Vaticano después de que el Papa Francisco describiera al gobierno nicaragüense como una "burda dictadura" dirigida por un presidente "desequilibrado".