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Salud

El primer implante cerebral contra la epilepsia a un niño demuestra su eficacia

Oran, un niño de 12 años, había sufrido ataques epilépticos severos desde los tres años.

Implante contra la epilepsia
Epilepsia | Shutterstock

Junio 25, 2024 9:50pm

Updated: Junio 26, 2024 9:43am

En octubre de 2023, el Hospital Great Ormond Street, en Londres, trató a Oran, un niño de 12 años que había sufrido ataques epilépticos severos desde los tres años. El menor se convirtió en el primer paciente infantil en el Reino Unido en recibir un implante en el cráneo,   conectado a electrodos profundamente insertados en el cerebro.

Ocho meses después, la nueva tecnología ha demostrado su eficacia, porque ha logrado reducir drásticamente la frecuencia y gravedad de las convulsiones.

El dispositivo forma parte de un ensayo clínico pionero en el Reino Unido conocido como CADET (Ensayo de Estimulación Cerebral Profunda Adaptativa Infantil para la Epilepsia), que busca evaluar la eficacia de la estimulación cerebral profunda en niños con epilepsia, comenzando con cuatro pacientes, incluido Oran, que padecen el síndrome de Lennox-Gastaut.

La investigación planea expandirse a un ensayo más amplio, que incluirá a 22 pacientes.

Las convulsiones de Oran comenzaron a los dos años y semanas después de su tercer cumpleaños se intensificaron hasta hacerle perder el aliento, por lo que requería reanimación frecuente. Este nivel de gravedad demandaba atención constante y aumentaba el riesgo de muerte súbita inesperada en epilepsia (SUDEP). Su condición está vinculada a una mutación genética en el gen SCNIB, presente en varios miembros de su familia, aunque la mayoría logró controlar sus convulsiones. Sin embargo, la epilepsia de Oran se mostró implacable.

El profesor asociado honorario de UCL y neurocirujano pediátrico consultor en el GOSH, Martin Tisdall, destacó la magnitud de este avance en una entrevista con NeuroscienceNews. "Ver a Oran recuperar su independencia es absolutamente asombroso", afirmó. La estimulación cerebral profunda ofrece una esperanza tangible para detener las crisis epilépticas en pacientes con opciones de tratamiento limitadas.