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Crimen y Corrupción

Santería cubana, rumbas y excesos: nuevos detalles de los asesinos del fiscal antimafia Marcelo Pecci

Rumbas, compra de joyas y ropa de marca fueron las pistas que llevaron hasta el asesino del fiscal antimafia Marcelo Pecci. ¿Cómo se organizó el plan criminal?

Junio 4, 2022 1:13pm

Updated: Junio 4, 2022 1:13pm

Un venezolano y 4 colombianos fueron capturados el viernes en Medellín (Colombia) señalados como autores del crimen del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en la playa de Barú, muy cerca de Cartagena, el 10 de mayo, mientras disfrutaba de su luna de miel

Las autoridades colombianas revelaron nuevos detalles que condujeron a la captura de los asesinos, incluyendo cómo se planeó el crimen que conmocionó tanto a Colombia como a Paraguay.

Rumbas, compras de joyas y ropa de marca así como otros objetos de valor llamaron la atención de los investigadores que ya estaban sobre la pista.  La banda de sicarios contratada para cometer el asesinato había recibido 500,000 dólares, unos 2,000 millones de pesos colombianos.

 

Un equipo de investigadores formado por agentes colombianos, paraguayos y de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) identificó a cada uno de los miembros de la banda y su papel en el crimen, los cuales fueron rastreados por los barrios Robledo, Estadio, Laureles y Lomas del Bernal de la capital antioqueña.
 
Tras dar con el lugar donde se encontraban los criminales, las autoridades se sorprendieron al hallar un altar con calaveras, comida, velas y amarres, típico de la santería cubana, que utilizaban para buscar protección.

Uno de ellos al verse descubierto, alcanzó a decir, en voz baja y angustiada, que habían sido buscados por gente de Paraguay, según reportó el prestigioso medio colombiano Semana. Sus cómplices, más tranquilos, sólo dijeron que era un error y que hablarían cuando llegaran sus abogados.

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¿Cómo se planeó el crimen de Pecci?

Lo revelado hasta ahora por las autoridades indica que emisarios de Paraguay se contactaron con ellos a través de un enlace criminal en Medellín y Envigado, donde se reunieron al menos en tres ocasiones a finales de abril. 

Los emisarios paraguayos dijeron que Pecci era un empresario que se desplazaba solo con su esposa, estaba de luna de miel y no tenía escoltas, por lo que era un objetivo fácil de asesinar. La banda no se imaginó que su objetivo era un reputado investigador que había asestado el golpe más importante de la historia contra las organizaciones de narcotraficantes en Paraguay. 

El 5 de mayo, el sicario y uno de sus cómplices llegaron a Cartagena y se instalaron en un modesto hotel del sector de El Laguito. Al día siguiente, otros dos compañeros llegaron a otro hotel en una zona diferente para no levantar sospechas. En principio, se quedaron del 7 al 9 de mayo. Mientras tanto, el quinto implicado, que completaba la banda, había alquilado un coche estándar para desplazarse por la ciudad sin llamar la atención.

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Una mujer y su hijo, integrantes de la banda, se hicieron pasar por turistas para seguir en todo momento a Pecci y a su esposa, la periodista Claudia Aguilera. Ellos sabían que el 10 de mayo era el día D, una clave que utilizaban para ejecutar su plan. Sabían que ese día, el fiscal y su esposa terminaban sus vacaciones y regresaban a Paraguay.

Entre el 9 y el 10 de mayo, la madre y su hijo permanecieron en el hotel Decameron, donde se alojaba la pareja. Mientras tanto, el asesino y su cómplice permanecieron refugiados y concretaron detalles del alquiler de la moto de agua, la duración del viaje hasta la playa donde se hospedaba Pecci; y, el último miembro coordinó el lugar donde iba a estacionar el coche para la huida.

El día del asesinato, los cómplices del hotel siguieron a Pecci y a su mujer hasta el restaurante y luego cuando caminaban hacia la playa. En ese momento, uno de ellos llamó al sicario y le dio la indicación exacta de cómo iba vestido el fiscal paraguayo, así como el punto exacto en el que se encontraban para no dar lugar a errores. 

Minutos más tarde, Pecci es tiroteado y las personas que se encontraban en el lugar logran grabar los momentos de angustia y desesperación que viven sus acompañaantes al ver el cuerpo ensangrentado tendido en la arena. La multitud se disipa y se ve a Claudia Aguilera llorando junto al cadáver. 

Las autoridades cuentan con registros de por lo menos 80 llamadas que cruzaron los miembros de la banda el día del crimen y el anterior a este. 

Madre e hijo abandonaron el hotel rumbo a la terminal de transporte, donde tomaron un bus que los llevó a Medellín. Hay registros de que los otros tres miembros de la banda hicieron lo mismo en momentos diferentes, para no despertar sospechas y regresar a la capital de Antioquia.

Según confirmó el propio fiscal general, Francisco Barbosa, tras varias semanas de investigación conjunta entre el CTI y la Policía Nacional, se lograron estas capturas en dos allanamientos en Medellín.