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Economía

Cómo empezar a invertir desde jóven

Comenzar a invertir en los 20 puede ser una de las decisiones financieras más importantes que los jóvenes puedan tomar para asegurar un futuro financiero estable y próspero

Pasos para ahorrar dinero
Pasos para ahorrar dinero | Shutterstock

Agosto 9, 2024 9:00pm

Updated: Agosto 10, 2024 2:52pm

En un mundo en el que las oportunidades financieras son cada vez más accesibles, los jóvenes de 20 años se encuentran en una posición privilegiada para empezar a invertir y maximizar su impacto financiero a largo plazo. 

Gracias al poder de los rendimientos compuestos, el dinero invertido en esta etapa puede experimentar un crecimiento significativo a lo largo de toda la vida. Un dólar invertido a los 20 años puede crecer exponencialmente, proporcionando una base sólida para el futuro financiero.

¿Por qué es importante?

Invertir en la juventud es crucial porque el tiempo es un poderoso aliado a la hora de acumular riqueza. Cuanto antes empieces, más tiempo tendrás para aprovechar los efectos compuestos, lo que significa que los rendimientos obtenidos de las inversiones pueden generar aún más beneficios.

¿Cómo empezar?

1. Establezca objetivos financieros

Antes de empezar a invertir, es fundamental que los jóvenes identifiquen sus objetivos financieros. Éstos pueden ser tanto a corto como a largo plazo. Estas metas a corto plazo pueden incluir la compra de un vehículo o gastos relacionados con el ocio o los viajes. Los objetivos a largo plazo, por su parte, podrían abarcar la jubilación, la compra de una vivienda, los gastos médicos o el cuidado de los seres queridos.

Una vez que los objetivos están claros, es esencial establecer prioridades entre ellos. Por ejemplo, constituir un fondo de emergencia y saldar las deudas con intereses elevados suelen ser las primeras prioridades. Después, en función de la situación y las preferencias personales, se pueden priorizar otros objetivos como ahorrar para la jubilación o planificar la compra de una vivienda.

2. Entender el riesgo y la rentabilidad

El riesgo y la rentabilidad son conceptos fundamentales en la inversión. Un principio básico es que cuanto mayor es el riesgo, mayor es la recompensa potencial, y viceversa. Sin embargo, los jóvenes tienen la ventaja de poder asumir más riesgo, ya que disponen de más tiempo para recuperarse de posibles pérdidas. Esto les permite invertir en activos con mayor potencial de crecimiento, como las acciones, en lugar de opciones más seguras con menor rentabilidad, como los bonos.

Es importante que los jóvenes evalúen su tolerancia al riesgo y diversifiquen su cartera de inversiones para mitigar posibles pérdidas. La diversificación consiste en repartir las inversiones entre distintos tipos de activos, como acciones, bonos y bienes inmuebles, entre otros.

3. Crear un plan de inversión

Crear un plan financiero sólido es esencial para orientar las inversiones a lo largo del tiempo. Este debe tener en cuenta la asignación de activos, la diversificación y el horizonte de inversión. La asignación de activos implica decidir cómo distribuir las inversiones entre las distintas clases de activos para equilibrar el riesgo y la rentabilidad.

Un aspecto crucial de la planificación es la evaluación continua de la cartera. A medida que los jóvenes avanzan en sus carreras y acumulan más activos, es necesario ajustar la estrategia de inversión para alinearla con sus objetivos cambiantes.

Elección de vehículos de inversión

Los jóvenes disponen de múltiples opciones de inversión: acciones, bonos, fondos de inversión y fondos cotizados (ETF). Cada uno de estos vehículos tiene sus propias ventajas e inconvenientes, y es importante comprenderlos para elegir con conocimiento de causa.

  • Acciones: Aunque presentan un mayor riesgo, las acciones pueden ofrecer rendimientos significativos a largo plazo, especialmente con una estrategia de comprar y mantener.
  • Bonos: Representan una opción más segura, pero con rendimientos generalmente más bajos. Son más adecuados para quienes tienen aversión al riesgo.
  • Fondos de inversión: Ofrecen diversificación y requieren menos gestión diaria, por lo que son ideales para quienes prefieren una estrategia a largo plazo sin implicarse demasiado en la selección de activos.
  • ETFs: Proporcionan una diversificación similar a la de los fondos de inversión, pero con la flexibilidad de cotizar en bolsa, lo que permite a los inversores ajustarse a distintos niveles de riesgo.

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