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Opinión & Crítica

EDITORIAL: No mires los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022

Naciones de todo el mundo han anunciado boicots diplomáticos a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 debido al terrible historial de China en materia de derechos humanos. Sigamos su ejemplo como consumidores y enviemos un mensaje contundente.

Febrero 4, 2022 9:07am

Updated: Febrero 4, 2022 2:58pm

En diciembre, Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron boicots diplomáticos contra los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 y, desde entonces, varias otras naciones se han sumado al boicot.

Un boicot diplomático significa que los funcionarios gubernamentales de esas naciones no asistirán a los Juegos Olímpicos. Los cual envió un mensaje importante a los ciudadanos de esos países de que asistir a los Juegos, incluso como espectador, es inmoral y está reñido con el espíritu de sus propias naciones.

El Partido Comunista Chino lo sabía y, en un intento por evitar la vergüenza de las gradas vacías, tomó la decisión el 17 de enero de no vender boletos para a personas de fuera de China continental y, en cambio, invitar a grupos controlados.

Todo esto se hizo con el pretexto de combatir la “situación grave y complicada de la pandemia de COVID-19”. Para dramatizar el asunto, NBC dijo que la cadena no enviaría a ninguno de sus equipos de locutores deportivos a los juegos para cubrirlos en vivo.

La razón detrás del boicot diplomático son los crímenes de lesa humanidad del régimen comunista en la región de Xinjiang, en el oeste de China. El maltrato a los uigures es tan terrible que el Departamento de Estado de EE. UU. los ha considerado un genocidio.

Desde 2017, más de un millón de uigures y otras minorías étnicas han sido enviados a "campos de reeducación" forzados, donde son sometidos al aborto y la esterilización obligatorios, mientras que al menos otros 80.000 han sido reclutados para trabajos esclavos en fábricas, según el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI). . El Instituto dice que se trata de un número conservador, y se cree que los que se ven obligados a realizar trabajos forzados son muchos más.

A pesar de esto, el Instituto informa que, en fecha tan reciente como 2019, 82 importantes corporaciones se están “beneficiando directa o indirectamente con la explotación de los trabajadores uigures fuera de Xinjiang a través de programas abusivos de traslado de mano de obra”, entre las que se cuentan Abercrombie & Fitch, BMW, Calvin Klein, Gap, General Motors. Google, Hitachi, HP, Jaguar, Lacoste, Mercedes, Microsoft, Mitsubishi, Nike, Nintendo, Nokia, Polo Puma, Ralph Lauren, Samsung, Sketchers, Tommy Hilfiger, Victoria's Secret y Zara.

Las condiciones en algunas de estas fábricas son tan terribles que muchos trabajadores se quitan la vida para escapar de su miseria. Para evitarlo y mantener el flujo constante de mano de obra, se requiere que algunos trabajadores firmen un juramento de no suicidarse a fin de garantizar que pasen lo que les queda de vida trabajando duro en una situación de esclavitud virtual.

Recientemente, varias importantes corporaciones estadounidenses como Airbnb, Coca-Cola, Intel, Visa y Procter & Gamble han sido criticadas por invertir cerca de $100 millones en patrocinios olímpicos, argumentando que, a pesar de los abusos contra los derechos humanos, "China es una excepción". .'

“Si bien los patrocinadores se han enfrentado a las protestas de activistas de derechos humanos en varios países, en gran medida las han pasado por alto, prefiriendo mantener feliz a China y a su clase emergente de consumidores nacionalistas”, según dijo el New York Times este 28 de enero. “Los 13 principales patrocinadores olímpicos tienen, colectivamente, contratos con el Comité Olímpico Internacional que suman más de mil millones de dólares".

El 29 de enero, el Washington Times publicó una columna que explica cuán profunda es esta relación poco ortodoxa, informando que los fondos de inversión de EE. UU. están sirviendo para comprar bonos soberanos chinos y acciones de empresas sancionadas, mientras que “fondos e índices cotizados en la Bolsa (EFT, por sus siglas en inglés)… incluyen a miles de empresas chinas no cotizadas directamente en los mercados financieros de Estados Unidos”.

El resultado de esta desagradable colusión económica es que la ciudadanía del mundo libre financia un régimen belicoso, tiránico y agresivo que busca privarnos a todos de nuestras propias libertades.

Aunque no tenemos el poder para obligar a las empresas estadounidenses a paren de alimentar al régimen comunista chino, tenemos un gran poder como consumidores al no comprar los productos de las empresas que se benefician del trabajo esclavo.

También podemos negarnos a ver las redes que transmiten los Juegos Olímpicos de este año, a fin de enviar el mensaje de que el mundo libre considera inaceptable este tipo de colusión económica, y que no nos haremos la vista gorda, fingiendo que no hay diferencia entre celebrar los juegos en Beijing y celebrarlos en Tokío.

Como consumidores y telespectadores del mundo libre, podemos enviar un mensaje a NBC, simplemente cambiando de canal y negándonos a servirles de público.

Esta es la diferencia entre una sociedad capitalista y una socialista. En un sistema de libre empresa, las personas tienen el máximo poder: pueden dar forma a la dirección del mercado eligiendo qué productos comprar.

Las empresas que patrocinan los Juegos Olímpicos y transmiten el evento cuentan con el apoyo comercial de los espectadores. Cuando los comerciales no obtienen público, los ratings bajan y las redes pierden oportunidades futuras de publicidad.

Envíe un mensaje a NBC y a los patrocinadores corporativos olímpicos de China de que si intentan obtener ganancias colaborando con las dictaduras, a fin de cuentas, les costará caro.