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Opinión & Crítica

Representante Mark Green: Por qué el 'nearshoring' sería ventajoso para América Latina

El representante de EEUU Mark Green de Tennessee explica la legislación bipartidista de 'nearshoring', o deslocalización cercana, en la que está trabajando con el fin de ayudar a recuperar las cadenas de suministro de China mediante la creación de oportunidades de reubicarse en América Latina y más cerca de EEUU

A London newspaper rack holding several international newspapers
A London newspaper rack holding several international newspapers | Shutterstock

Agosto 17, 2022 9:01am

Updated: Febrero 13, 2023 1:50pm

En apenas tres décadas, China ha pasado de ser un suburbio populoso a la economía industrial dominante del mundo. Los líderes occidentales, atraídos por la promesa de ganancias y la ingenua creencia de que la inversión llevaría al régimen comunista chino a cambiar sus métodos, promovieron la integración económica con China, enviaron millones de puestos de trabajo a China y colaboraron con China mientras China libraba una guerra económica contra el resto del mundo.

Por medio de una combinación de robo de propiedad intelectual, una extensa red de empresas patrocinadas por el estado y prácticas comerciales manipuladoras, China ha hecho todo lo posible por desestabilizar y apoderarse de industrias enteras mientras extiende su influencia en todos los continentes. Hoy, China es el productor dominante a nivel global de una amplia gama de suministros críticos en industrias que van desde la medicina y la electrónica hasta el acero y los minerales de tierras raras. En total, China es responsable de aproximadamente el quince por ciento de las exportaciones mundiales de bienes, con mucho, la mayor de cualquier país.

En los Estados Unidos, finalmente ha ocurrido un reconocimiento creciente de que China es nuestro principal competidor estratégico y que busca crear un orden internacional dirigido por y para las élites gobernantes del Partido Comunista Chino. En respuesta al desafío económico del dominio manufacturero de China, una iniciativa política que ha estado ganando terreno es la deslocalización cercana (nearshoring): reubicar las cadenas de suministro y las operaciones comerciales dentro de una región cercana, en lugar de enviarlas al otro lado del mundo.

Como el principal político republicano en el subcomité del Hemisferio Occidental del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara, estoy convencido de que América Latina, en asociación amistosa con los Estados Unidos, tiene un potencial poco explotado para convertirse en una potencia económica aprovechando sus ventajas comparativas en la manufactura. Si bien devolver la manufactura a los Estados Unidos es un objetivo político importante (y tengo una legislación que lo promoverá), mudarse a los Estados Unidos no será económicamente factible para todos los fabricantes debido a diversas limitaciones operativas. Nearshoring podría brindar la oportunidad de recuperar las cadenas de suministro de China, atraer inversiones extranjeras y crear empleos estables para millones de personas.

Recientemente me asocié con mi homólogo demócrata, el congresista Albio Sires de Nueva Jersey, para presentar la Ley de Nearshoring del Hemisferio Occidental, un proyecto bipartidista para traer la manufactura a América Latina desde China. Este proyecto de ley crearía un programa de préstamos a bajo interés a través de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional, con financiamiento proporcionado por los mismos aranceles existentes sobre productos chinos, lo cual brindará un incentivo para que las empresas reubiquen sus fábricas situadas en China a América Latina.

Este programa alentaría la inversión privada para reubicar las operaciones de manufactura en el hemisferio occidental, utilizando los ingresos arancelarios existentes para reducir la tasa de interés a un nivel ultrabajo para los prestatarios. El prestatario podría usar el préstamo para pagar los costos de mudarse desde China a América Latina, incluido el costo de capacitar a los empleados y establecer infraestructura como energía y agua. Además, las empresas que reubiquen activos de fabricación en la región obtendrían beneficios fiscales como 15 años de comercio libre de impuestos con los Estados Unidos y un tratamiento fiscal de depreciación favorable.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo, la deslocalización cercana podría agregar $78 mil millones anuales en exportaciones adicionales en América Latina y el Caribe en el corto y mediano plazo. Por contexto, ese número es aproximadamente equivalente a todo el PIB de Guatemala en 2020.

La reactivación de la fabricación en América Latina sería una gran victoria tanto para los Estados Unidos como para nuestros vecinos del sur. Esta es una excelente oportunidad para asociarse con gobiernos e inversionistas privados a fin de generar crecimiento económico y estabilidad en América Latina. Lograr que las cadenas de suministro sean menos vulnerables a China, promueve el desarrollo en la región y, en última instancia, ayudará a abordar los factores que impulsan niveles sin precedentes de migración hacia la frontera sur de los Estados Unidos. El flujo de inversión privada, junto con el fortalecimiento del estado de derecho y la seguridad de la propiedad privada, es la clave para abordar la falta de oportunidades económicas en muchos países de América Latina.

Esta política promete sentar las bases de una nueva era de asociación y relaciones amistosas entre los Estados Unidos y sus vecinos del hemisferio occidental. Con esta legislación, podemos fomentar lazos comerciales más fuertes con las naciones de la región, mientras permitimos el desarrollo de economías industriales dinámicas y diversas y elevamos el nivel de vida de millones de personas que viven en la pobreza. Mientras enfrentamos el desafío de cómo recuperar la manufactura, busquemos empoderar a América Latina para nuestro beneficio mutuo y prosperidad a largo plazo.