Opinión & Crítica
OPINIÓN: Tiempos de desafío para Latinoamérica
Las consecuencias podrían ser más graves si los gobiernos democráticos no buscan formas de paliar las dificultades económicas evitando el costo social
Febrero 22, 2022 1:42pm
Updated: Febrero 23, 2022 6:49pm
El contexto económico mundial presenta un escenario preocupante para varios países democráticos de América Latina, probablemente con consecuencias políticas similares a las vistas en 2021 con pretendidos procesos “refundacionales” en Chile, intentos de desestabilización en Colombia, o elecciones que demostraron ser desastrosas en Perú.
Las consecuencias podrían ser más graves si los gobiernos democráticos no buscan formas de paliar las dificultades económicas evitando el costo social, y maneras de realizar reformas políticas y de evitar la corrupción.
Aunque la economía global en 2022 seguirá en positivo, el crecimiento se desacelerará, debido a la presión inflacionaria, la volatilidad del precio del petróleo y el gas, los persistentes problemas con la producción y suministro de productos de primera necesidad, el alto endeudamiento público y el costo de la financiación.
Según el Banco Mundial, el crecimiento podría pasar del 5,5 % de 2021, a un 4,1 % para 2022, cifra que tendrá marcadas diferencias entre las distintas regiones y países. América Latina y el Caribe desacelerarán su ritmo de crecimiento en 2022 a 2,1%, según las proyecciones de la CEPAL, luego de crecer 6,2% promedio el año pasado.
Colombia enfrenta uno de los mayores desafíos socioeconómicos en la región, donde el péndulo electoral amenaza con favorecer a una tendencia que está asociada con el Socialismo del Siglo XXI, y que tanto terror y sufrimiento ha traído a países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua. La colonización de Colombia ha sido uno de los mayores deseos del chavismo, siguiendo los pasos del régimen comunista cubano.
El avance en la modernización de la economía, mejorando la competitividad de las empresas nacionales, la contención de la tendencia inflacionaria y la generación de empleos, están entre los principales retos económicos de los países democráticos.
Igualmente importante es retomar el tema educativo, agravado por la crisis del COVID-19, pero que, como se sabe, es un problema que viene acumulándose desde hace décadas. La lucha contra la corrupción es primordial. Aparte de las razones legales y éticas, hay que entender que la corrupción también es un lastre para la actividad económica.
La buena noticia es que los vientos soplan a favor de los países con fuerte actividad exportadora, entre ellos la propia Colombia, pero también Brasil, donde el presidente acaba de repudiar el nazismo y el comunismo en unas declaraciones ampliamente difundidas a nivel internacional. En Chile, el presidente electo Gabriel Boric ha dado buenas señales con algunos de sus nombramientos, en especial para las carteras económicas, pero tendrá que lidiar con el fenómeno constituyente -refundacional- que él apoyó y que hasta ahora es una expresión del caos y las posiciones extremas, todo lo contrario a lo que necesita el país.
Sin embargo, el aumento del precio del petróleo podría significar más dinero para el régimen venezolano, que ya ha servido de mecenas y organizador del frente antidemocrático en la región. Este es un asunto que las democracias no pueden perder de vista, en especial Estados Unidos, que ha impuesto sanciones económicas a esa dictadura debido a las graves violaciones de los derechos humanos —y que Maduro ha logrado burlar.