La Ciudad de Nueva York envía a casa a estudiantes para albergar a 2000 inmigrantes en medio de un clima extremo

Una escuela secundaria de Brooklyn que lleva el nombre del cuarto presidente de Estados Unidos y padre de la Constitución ha sido cerrada para acoger a los inmigrantes indocumentados que necesitan refugio en el área metropolitana de Nueva York.

Dos mil inmigrantes están siendo trasladados desde la tienda de campaña situada en el campo Floyd Bennett, un aeródromo de la Bahía de Jamaica, al instituto James Madison de Brooklyn, donde se refugiarán en el gimnasio de la escuela secundaria.

La decisión de la reubicación fue tomada por parte de los funcionarios de Nueva York, que se preocuparon cuando ráfagas de viento de 70 mph azotaron el campo Floyd Bennett.

"Para ser claros, esta reubicación es una medida proactiva que se está tomando como medida de precaución para garantizar la seguridad y el bienestar de las personas que trabajan y viven en el centro", indicó la portavoz del Ayuntamiento, Kayla Mamelak.

"Las familias ya están en proceso de reubicación temporal y seguirán recibiendo servicios y apoyo esenciales", explicó. "El traslado continuará hasta que las condiciones meteorológicas que puedan surgir se hayan estabilizado y las instalaciones vuelvan a ser aptas para vivir", precisó.

El alcalde demócrata Eric Adams sigue quejándose de la gestión del gobierno de Biden por la afluencia de inmigrantes fronterizos que están siendo transportados desde el suroeste de Estados Unidos, de estados como Texas, hasta el área metropolitana de Nueva York.

Muchos de esos migrantes han sido encontrados con escalofríos en Nueva York tras ser transportados en autobús por funcionarios organizados por el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, que ha enviado a migrantes a ciudades santuario de todo el país, como Chicago, Los Ángeles y Nueva York, como parte de una estrategia para aliviar la carga que soporta el estado de la Estrella Solitaria.

Adams ha demandado a varias compañías de autobuses, pidiendo a los tribunales que reembolsen a la ciudad los gastos de alojamiento de los migrantes. La ciudad de Nueva York ha afirmado que Texas ha enviado hasta ahora al menos a 33 600 migrantes del estado de la Estrella Solitaria.

Se calcula que un total de 110 000 migrantes han llegado en el último año. Otros funcionarios de la ciudad, aparte de Adams, también se han sumado a la contienda, quejándose de que la reciente incautación del instituto James Madison es injusta para los padres, los estudiantes y la comunidad de Brooklyn.

"Me han informado que, debido a la tormenta que se avecina y que afecta a la ciudad de Nueva York, unos 2 000 inmigrantes del campo Floyd Bennett serán trasladados esta tarde al instituto James Madison y ocuparán sus gimnasios durante la noche", declaró la concejala neoyorquina Inna Vernikov en un comunicado de prensa. "Como funcionaria electa que representa a esta comunidad, exijo que se deje de utilizar nuestras escuelas públicas como refugio", concluyó.

Un video publicado en Internet mostraba a cientos de personas llegando al instituto de Brooklyn el martes por la noche.

El cierre del instituto ha desatado una tormenta de críticas en Internet por considerar que la medida es injusta para los estudiantes y la población en general de Nueva York.

El director ejecutivo de SpaceX y Tesla, Elon Musk, que también es propietario de la plataforma de medios sociales X, escribió que “esto es lo que pasa cuando te quedas sin habitaciones de hotel. Pronto, las ciudades se quedarán sin escuelas que desalojar. Entonces vendrán por nuestras casas".

El traslado comenzó a las 5:00 p.m. del martes, cuando más de dos docenas de autobuses escolares llegaron al campo para llevar a los migrantes a la escuela.

Los peligrosos vientos se producen después de un mal tiempo considerable durante todo el mes de diciembre, que ha azotado a la ciudad de tiendas de campaña de 2 000 camas. Los migrantes soportaron lluvias torrenciales y vientos de 55 mph el mes pasado.

La tormenta fue tan fuerte que, según el New York Post, "sacudió tornillos metálicos y bisagras sueltas del techo".

La tormenta del 18 de diciembre inundó el campo con diez centímetros de lluvia, lo que obligó a los migrantes a mantenerse dentro de sus tiendas.

"El viento era tan fuerte que parecía que las tiendas iban a ceder y saltarían por los aires", declaró al Post el inmigrante venezolano Reibi Rodrigues.

"Cuando dijimos a los de seguridad que temíamos un derrumbe inminente, nos dijeron que la puerta estaba abierta y que podíamos salir cuando quisiéramos. Pero, ¿adónde íbamos a ir?", contó.