Hombre que aventó heces a una pasajera del metro de NY fue atacado con agua hirviendo en prisión

Frank Abrokwa, quien presuntamente aventó sus heces a una pasajera del metro de la ciudad de Nueva York, fue víctima de un ataque con agua hirviendo en la prisión de máxima seguridad Rikers Island, reveló este lunes New York Post.

Tras el ataque, el rostro de Abrokwa tendrá "cicatrices el resto de su vida", debido a que otro preso le arrojó agua hirviendo a la cara, según fuentes carcelarias.

El agresor, de apellido "Burns", fue trasladado a otra zona de la cárcel tras el incidente. El sujeto está detenido por cargos de agresión grave, y probablemente volverá a ser enjuiciado por la reciente agresión, agregó la fuente citada por el Post.

Abrokwa fue grabado en video mientras supuestamente frotaba sus propios excrementos a una mujer, los cuales guardaba en una bolsa en la estación de East 241st Street en el Bronx el 21 de febrero.

El hombre fue detenido tras el repugnante acto, pero como su delito era no violento, el juez no pudo fijar una fianza y fue liberado.

Sin embargo, Abrokwa fue encerrado nuevamente tras otra presunta agresión violenta. La Oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan expuso que los últimos cargos en su contra están relacionados con un altercado en un almacén de Treasure Island, donde el sospechoso llegó "molesto" y comenzó a gritar al gerente del negocio mientras atendía a otro cliente.

Poco después, Abrokwa se alejó y el gerente lo vio con una pesa. Según la denuncia, "el gerente fue a buscar al acusado para ayudarle y, mientras caminaba hacia él, observó que una ventana estaba rota", refirió el Daily Mail.

Sobre el incidente con heces, el alcalde Eric Adams calificó el hecho como una "experiencia horrible " en una rueda de prensa el 25 de febrero.

"Los desechos humanos o el hecho de que alguien te escupa a la cara, son verdaderos signos de problemas de salud mental... y realmente debemos investigar cómo estamos tratando estos problemas de salud mental", añadió el alcalde.

Más tarde, cuando Abrokwa fue liberado bajo fianza, Adams indicó que dejarlo ir era una señal de "fracaso de las leyes de justicia penal".