DeSantis busca romper vínculos entre el fondo de pensiones del estado y el Partido Comunista de China

La Administración del gobernador de Florida, Ron DeSantis, busca romper los vínculos entre el fondo de pensiones del estado y los gestores de activos privados que puedan tener inversiones en China.

DeSantis estuvo acompañado por el director financiero de Florida, Jimmy Patronis, y la abogada Ashley Moody en una reunión de la Junta de Administración Estatal (SBA) el lunes, donde presentó una moción para "revocar toda la autoridad de votos que se otorgó a los gestores de fondos externos" y así garantizar que "actúen únicamente en el interés financiero de los fondos del estado”.

La moción también ordena a la SBA que examine las inversiones del Sistema de Jubilación de Florida "para determinar cuántos activos tiene el estado en China".

"Me gustaría que la SBA inspeccionara las inversiones que se realizan actualmente", indicó DeSantis en un comunicado. "Cuando la Legislatura regrese, pueden hacer modificaciones estatutarias para decir que no queremos estar involucrados con el Partido Comunista de China. Creo que eso sería algo muy prudente".

La medida fue impulsada por una campaña de Consumers' Research, un grupo de vigilancia conservador, que llamó la atención sobre los crecientes vínculos entre BlackRock, la mayor empresa de inversión del mundo con más de 9,6 billones de dólares en activos gestionados, y Pekín.

"BlackRock ha estado utilizando sus votos por delegación para obstaculizar a las empresas estadounidenses, lo que ha provocado grandes problemas cuando menos los necesitamos”, dijo el director ejecutivo de Consumers' Research, Will Hild. "Han utilizado los dólares de las inversiones estadounidenses para acercarse al Partido Comunista Chino en una traición a nuestra nación que pone en riesgo los dólares de las pensiones estadounidenses".

Los informes muestran que BlackRock invirtió en al menos dos empresas chinas que figuran en la lista de amenazas a la seguridad nacional de las entidades estadounidenses, a las que se prohíbe la venta de componentes fabricados en Estados Unidos. Los expertos advirtieron de las implicaciones para la seguridad nacional de la inversión estadounidense en empresas chinas que operan con permiso y bajo la supervisión del Partido Comunista.