Argentina en vilo por veredicto en caso de corrupción contra la vicepresidenta Fernández de Kirchner

Este martes 6 de diciembre, un tribunal federal a través de un juicio oral, decidirá el futuro de Cristina Fernández de Kirchner, quien está siendo juzgada por una causa de corrupción. En la víspera del veredicto, que fue anunciado para las 17:30 horas del país austral, la vicepresidenta argentina confirmó en una entrevista reciente lo que ya había dicho ante los jueces: “Habrá una condena”.

El proceso contra Fernández y otros 12 imputados por la obra pública vial en Santa Cruz entre 2003 y 2015 llegará a su fin en pocas horas, y el resultado tiene al país en vilo. La fiscalía pide condenas de hasta 12 años de cárcel y la defensa la absolución por inexistencia de delito.

Sin embargo la expresidenta dijo que un movimiento aupado por la oposición de derecha la quiere sacar del medio a toda costa. De acuerdo a Fernández, la sentencia “está escrita desde el 2 de diciembre de 2019”, cuando declaró por primera vez en el juicio. “Por razones muy simples. Primero: todas mis garantías constitucionales fueron violadas. Segundo: todo lo dicho es mentira”, agregó Cristina en la entrevista al diario brasileño Folha do São Paulo.

La Vicepresidenta compartió el video de la conversación, de casi una hora, a sus redes sociales en la madrugada de este lunes, al parecer buscando una repercusión local que pudiera influir en el veredicto. Esta fue una de las pocas veces que la argentina habló sobre el tema con la prensa internacional.

En la llamada “Causa Vialidad” la justicia la acusa de regentear una asociación ilícita que desvió mil millones de dólares de fondos públicos entre 2007 y 2015, cuando era presidenta de Argentina. Junto a ella están acusados un exministro de Planificación, Julio de Vido; un alto funcionario de Obras Públicas, José López, y el empresario Lázaro Báez, receptor de 51 contratos en la provincia de Santa Cruz, y un fuerte pilar del kirchnerismo.

Los cargos que enfrenta son considerados de fraude agravado, vinculados a un esquema de sobornos destinados a proyectos de construcción. De acuerdo a la información, los contratos pararon en manos de un socio de negocios y amigo familiar a fin de construir carreteras en un remoto rincón de la Patagonia, proyectos que a menudo no se concluyeron o se excedieron visiblemente de lo presupuestado.