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VIDEO: Max, el perro migrante que atravesó 10 países con su familia hasta llegar a EEUU
Max y su familia decidieron emprender un viaje rumbo a Estados Unidos, incluso cruzando la peligrosa selva del Darién
Septiembre 14, 2022 2:22pm
Updated: Septiembre 14, 2022 2:22pm
Max es un perro migrante que con tan solo diez meses recorrió vía terrestre diez países junto a su familia de origen venezolana hasta llegar a Estados Unidos, cruzando incluso la temida selva del Darién, frontera natural entre Colombia y Panamá.
El perro, una mezcla con pitbull, nació en Perú, país en donde la familia Urbáez vivió por cuatro años tras emigrar de Venezuela, huyendo de la crisis agudizada por el régimen de Nicolás Maduro.
Desde que Max estuvo en los brazos de su dueña Anabel González, se volvieron inseparables, según ha narrado la familia. Es por eso que cuando estos venezolanos decidieron sumarse a los cientos de coterráneos que emprenden un largo viaje para llegar a Estados Unidos, no dejaron a su mascota atrás.
🐾¡Sí lograron cruzar todos en familia; incluyendo a Max el perro migrante!
— POSTAmx (@postamx) June 23, 2022
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“Tenía viviendo con nosotros dos meses cuando pensamos en venir a Estados Unidos. Viajar con él fue sumamente difícil, nos pusieron demasiadas trabas. Tuvimos que pagar pasaje por él como si fuera una persona. En la selva caminaba unos tramos y yo lo cargaba, en parte porque todavía estaba pequeño”, relató González en entrevista con el Nuevo Herald.
En Costa Rica, los choferes no permitían abordar a Max, por lo que la familia tuvo que pagar dinero extra por su traslado. El Nicaragua y Honduras no tuvieron problemas.
Todo cambió cuando llegaron a Guatemala. “Tuvimos demasiados problemas porque a Max no lo dejaban subir a los autobuses ni quedarse en hoteles. Pagamos más por él para meterlo en el hotel como si se tratara de un bebé, en brazos y arropado con una cobija.”
Luego de varios inconvenientes en Guatemala, la familia logró llegar a México, donde todo empeoró. “Fue el peor país. Nos fuimos en una caravana de Tapachula a Huixtla, donde nos dieron el permiso para poder transitar por México. Ahí compramos pasajes para Ciudad de México, pero no nos dejaron subir al autobús y tampoco nos regresaron el dinero de los pasajes”, relató la venezolana.
Luego de la perdida del dinero, la familia pudo volver a reunir vendiendo agua y refrescos para continuar con el recorrido. Finalmente, llegaron a la frontera de EE. UU., donde los agentes de la Patrulla Fronteriza les informaron que el perro no podía ingresar al país.
“Un agente lo amarró a una cerca, yo me puse a llorar y Max comenzó a llorar también. No pude grabar porque me hablaron súper fuerte y a mi esposo le dieron un golpe en la barriga cuando le susurró a nuestro hijo que agarrara al perro. El agente escuchó porque entendía español”, afirmó González.
Cuando González tomó la decisión de quedarse en la frontera con Max, un agente se le acercó diciendo que no dejaría al perro amarrado por mucho tiempo, pero que ella debía cumplir con la regla y subir a la camioneta.
Max fue puesto es una jaula y montado en otra camioneta. El agente le dijo a la migrante que lo llevaría a un lugar donde ella podría buscarlo cuando terminara con los trámites de ingresos.
La familia, proveniente de El Tigre, en el estado venezolano de Anzoátegui, pasó cuatro días en un centro de detención de inmigración. Cuando fueron liberados, decidieron recuperar a Max.
Llegaron a Nueva York sin dinero. Los encargados de un refugio les informaron que la única forma de que Max ingresara, era que ofreciera servicios como un perro de apoyo emocional. González logró obtener el certificado del perro.
“Los perros también son miembros de la familia, y la familia Urbáez hizo un esfuerzo increíble al proteger a Max durante su arduo viaje hasta Brooklyn, nadie debería de verse obligado a abandonar a su animal de compañía bajo ninguna circunstancia”, destacó Gabriel Ochoa, Gerente de Comunicaciones de PETA Latino. “PETA Latino se complace en dar la bienvenida a esta dedicada y amorosa familia a Estados Unidos”.