Tahimí Alvariño provoca la ira en redes sociales, al promover venta de meriendas para niños en Cuba

La actriz cubana Tahimí Alvariño vuelve a estar en medio de la polémica, al prestar su imagen para una publicidad en redes sociales de Katapulk, la compañía del empresario cubanoamericano Hugo Cancio, que va dirigido a los cubanos exiliados. 

En un video de 30 segundos, Alvariño promueve la venta por Katapulk de loncheras con diferentes productos para que los niños lleven a la escuela en Cuba. En el comercial, la actriz dice que “Katapulk tiene muchísimas ofertas para la lonchera de tu hijo”, y enumera galleticas, jugos, y pancitos.

Por supuesto, todos estos productos, tal y como promociona Alvariño, tienen que ser comprados por los familiares de los cubanos que viven fuera del país, a través de la compra por internet.

Durante años tiendas en Miami como Ño qué barato han vendido los uniformes escolares que usan los niños y jóvenes cubanos para asistir a la escuela, además de todo tipo de útiles escolares, pero el negocio de Katapulk, aunque está legalmente registrado fuera de Cuba, opera dentro de la isla, y los productos que venden están dentro del país, pero la población no tiene acceso a ellos.

Las reacciones en redes sociales han sido una condena abrumadora a Alvariño, a la que le cuestionan en numerosos mensajes que haga esa publicidad, como es el caso de Neysa Martínez Cáceres, quien le dice: “Es una vergüenza que alguien se preste para hacer esa publicidad, eso es una burla”. O el de Jaylín García quien le cuestiona: “cómo te prestas, dignidad y empatía con el pueblo cubano”.

En un comentario que define la naturaleza del negocio promovido por la actriz, Javier Puig Santos acota que el comercial “Es una vergüenza de promoción que nos restriega en la cara de todos la venta de productos normales que se deberían comprar con el salario en una plataforma absurda enfocada a emigrados que mantengan a los nacionales a precios ridículamente desorbitados”.

El pasado mes de julio su rostro apareció en un cartel publicitario en el Pametto, donde Katapulk promocionaba a Etecsa, el monopolio estatal de las comunicaciones en Cuba, que es utilizado como herramienta represiva, desconectando la internet cuando el gobierno quiere evitar que las protestas y los actos represivos sean trasmitidos.

La publicidad de Katapulk provocó la protesta de exiliados cubanos que terminaron pagando para quitar la valla y reemplazarla con otra que resaltaba al exilio cubano.