Charlene de Mónaco: Tras su "regreso fantasma", la princesa vuelve a desaparecer

El 12 de marzo, tras pasar cuatro largos meses sometiéndose a tratamientos médicos en una clínica de Europa, la princesa Charlene regresó por fin a Mónaco para reunirse con el príncipe Alberto y con los mellizos que ambos tienen en común.

Desde su vuelta a casa, la antigua nadadora sudafricana se ha mantenido alejada de la vida pública mientras su esposo pide paciencia y asegura que las próximas semanas le permitirán recuperar por completo sus antiguas fuerzas.

A diferencia de lo que ocurrió en 2021, cuando aterrizó en el principado procedente de Sudáfrica, en esta ocasión Charlene no ha posado para las cámaras ni se han difundido fotos oficiales. Todo el mundo se pregunta dónde se encuentra la princesa.

Según la prensa francesa, la esposa de Alberto II guarda reposo en Roc Agel, una propiedad de los Grimaldi que se encuentra en una montaña entre la frontera de Mónaco y Francia y que cuenta con unas vistas impresionantes sobre el principado.

El príncipe Rainiero III y Grace Kelly se enamoraron de esta finca provenzal en 1957, un año después de su boda, por su ubicación: lo bastante alejada de la vida social monegasca, pero a tan solo media hora en coche de su residencia oficial. Allí fue donde Alberto y Charlene pasaron el periodo de confinamiento en 2020 y ahora les estaría proporcionando la privacidad que ella necesita para superar la "profunda fatiga" que le diagnosticaron el año pasado.

El lugar exacto donde reside la princesa mientras se encuentra en Mónaco siempre ha dado mucho que hablar. Tras regresar de Sudáfrica, donde había pasado diez meses convaleciente debido a una infección de oído y garganta, Charlene habría optado por instalarse en un apartamento de dos habitaciones situado a 300 metros del palacio y ubicado encima de una antigua fábrica de chocolate, en el que vivía anteriormente.

Son este tipo de rumores los que han provocado que la sombra de la duda no haya dejado de planear sobre su matrimonio desde que ella derramó un sinfín de lágrimas durante su boda de 2011, pero el propio Alberto concedió una entrevista para desmentir cualquier tipo de crisis.