Así se esta la megaprisión de Bukele en El Salvador tras los 6 meses de su inauguración

Hace exactamente seis meses abría sus puertas en El Salvador la megaprisión, un centro penitenciario construido en un tiempo récord. Su principal objetivo era aliviar el hacinamiento en las cárceles del país, resultado de la guerra contra las pandillas. 

La producción audiovisual difundida en febrero por el Estado salvadoreño mostraba una escena inquietante: un número considerable de reclusos con la cabeza rapada, los brazos y la espalda tatuados, apilados unos junto a otros antes de ser conducidos a celdas de unos 100 metros cuadrados.

Antes de la construcción de la megacarcel en las celdas se alojaban entre 60 y 75 reclusos, con dos retretes y dos lavabos con agua corriente para lavarse, así como dos bebederos. Esto justificó en la construcción de la megaprisión: diseñada para albergar a 40.000 personas, y en la actualidad alberga a más de 12.000 detenidos.

La mayoría de los detenidos en el Centro de Reclusión de Terroristas (CECOT), situado en Tecoluca, a 72 kilómetros de San Salvador, son sospechosos de pertenecer a las peligrosas "maras". Estas bandas criminales han pasado de ser una pandilla juvenil californiana en los años ochenta y noventa a ser catalogadas como organizaciones criminales internacionales en la actualidad.

El Presidente salvadoreño Nayib Bukele anunció que los reclusos de la megacárcel "no volverán a ver la luz del sol. Este será su nuevo hogar, donde vivirán durante décadas, mezclados, sin poder hacer más daño a la población". 

Desde el inicio del régimen de excepción en marzo de 2022, anunciado por el Presidente y prorrogado 17 veces, se han realizado más de 72.000 detenciones, según cifras del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. El Gobierno acusa a estas personas de ser miembros de las "maras". Sin embargo, el propio Estado ha confirmado que 7.000 de los detenidos han sido puestos en libertad.

Si bien algunas organizaciones de derechos humanos han cuestionado que estas detenciones sean supuestamente generalizadas e indiscriminadas, las medidas implementadas por Bukele le han dado el mayor grado de aprobación a su gobierno que supera el 90%.

Las autoridades salvadoreñas defienden las medidas alegando que el país ha experimentado una reducción significativa de la tasa de homicidios. En marzo de 2022 se registraron 62 asesinatos en un solo día, un récord que conmocionó a la nación centroamericana de 6,4 millones de habitantes. Sin embargo, desde entonces han transcurrido 161 días sin muertes por violencia en todo el país en lo que va de 2023.