Derechos Humanos
Régimen cubano busca condenar a los artistas Maykel Osorbo y Luis Manuel Otero a 10 y 7 años de prisión
“Desde una cárcel o desde donde sea, Maykel y Luis son inspiración y símbolo para los cubanos. ¡Abajo la dictadura! ¡Viva Cuba Libre!”, afirmó la activista Anamely Ramos
Abril 7, 2022 3:44pm
Updated: Abril 9, 2022 1:25pm
Los artistas y presos de conciencia cubanos Maykel “Osorbo” Castillo Pérez y Luis Manuel Otero Alcántara, recibieron peticiones fiscales de 10 y 7 años de privación de libertad, respectivamente, según denunció este jueves la activista Anamely Ramos.
“Después de casi un mes de abierto el proceso del juicio oral, salen las peticiones fiscales de Maykel y Luis. A Maykel le piden diez años y a Luis siete años”, afirmó la intelectual sobre las condenas que enfrentarían el rapero Osorbo y el artista visual Otero Alcántara, fundadores del disidente Movimiento San Isidro (MSI).
“Con más calma, luego, daremos detalles sobre los delitos que se le imputan a cada uno, al igual que a los otros tres acusados que intervinieron el 4 de abril en la arbitraria detención de Maykel”, explicó Ramos en una publicación de redes sociales.
La profesora y curadora de arte agregó que “por ahora es difícil incluso pensar, pero haremos todos los análisis y las convocatorias pertinentes. No los dejaremos solos”.
“¡Qué miserable ese poder que no se detiene ante nada! ¡Qué profundamente miserable la realidad de muerte que extienden a todo lo que tocan!”, acusó Anamely Ramos al régimen de Cuba. “(…) siempre se joden los mismos, siempre se llevan la peor parte esos a los que el poder consideró desechables desde que nacieron”.
“Desde una cárcel o desde donde sea, Maykel y Luis son inspiración y símbolo para los cubanos. ¡Abajo la dictadura! ¡Viva Cuba Libre!”, concluyó Anamely Ramos.
Osorbo, ganador de dos premios Grammy Latinos por la canción “Patria y Vida”, fue arrestado el 18 de mayo de 2021 y estuvo desaparecido durante dos semanas. Se encuentra recluido en la cárcel de “Kilo 5 y Medio” en la provincia de Pinar del Río.
Por otra parte, Otero, incluido en la lista de la revista Time de las 100 personas más influyentes del mundo, fue detenido el 11 de julio pasado. Intentó unirse a manifestaciones antigubernamentales y pacíficas en La Habana, que se extendieron a más de 60 localidades del país y terminaron en choques con policías y soldados tras la orden de reprimir dada por el presidente Miguel Díaz-Canel. El artista permanece en el penal de máximo rigor de Guanajay y denunció desatención médica a las secuelas que le dejó una parálisis sufrida en huelga de hambre.
Los miembros fundadores del MSI comparten el mismo expediente judicial, pues el régimen los castiga por una acción de desobediencia civil ocurrida el 4 de abril de 2021. Ese día Osorbo se resistió a una detención arbitraria y se refugió en la sede del MSI en el barrio San Isidro, de La Habana. Decenas de vecinos, amigos y activistas impidieron que la policía se lo llevara y desafiaron al gobierno cantando en la calle “Patria y Vida” y otros temas contestatarios.
Desde agosto de 2021 Luis Manuel Otero y Maykel Osorbo son considerados “presos de conciencia” por Amnistía Internacional (AI). Otras organizaciones cívicas y de derechos humanos como Freedom House, PEN Internacional, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), o Prisoners Defenders, han pedido a las autoridades cubanas la liberación de los artistas y activistas.
Érika Guevara Rosas, directora de AI para las Américas, dijo esta semana en un encuentro con artistas en el exilio, que “no hay otro país que tenga tantos presos de conciencia como Cuba, al menos en nuestro continente”.
La abogada y activista de derechos humanos afirmó que su organización pidió sin resultados “a las autoridades cubanas que le permitan el ingreso al país a Amnistía Internacional”, para presenciar los juicios por las manifestaciones del 11 y 12 de julio pasado, y otros de carácter político.
“Hemos hablado con diplomáticos y representantes del gobierno en diversas partes del mundo para que nos permitan entrar; la respuesta siempre ha sido contundente: un silencio que niega la entrada para demandar el respeto por los derechos humanos”, agregó.