Crimen y Corrupción
Mendigos colombianos eran asesinados para vender sus órganos a una Facultad de Medicina
La policía encontró 11 cadáveres en la morgue de la universidad. Ómar Enrique Hernández López de 24 años fingió estar muerto para no ser el número 12
Octubre 11, 2022 4:59pm
Updated: Octubre 11, 2022 5:16pm
El siniestro hallazgo de once cadáveres de mendigos en una morgue de la Universidad Libre (Unilibre) conmocionó a Colombia hace tres décadas. Un hombre que fingió estar muerto para salir con vida denunció que las víctimas fueron torturadas por los guardias de seguridad del centro de estudios antes de ser asesinadas.
El recogedor de desechos, Ómar Enrique Hernández López, llegó en la madrugada del 29 de febrero de 1992 a una estación de policía con un brazo roto y la cabeza llena de sangre para denunciar que guardias de la Universidad Libre de Barranquilla (norte) habían intentado matarlo.
Hernández López dijo a la policía que había entrado en la institución en busca de material reciclable por invitación de los guardias. Allí fue conducido por los pasillos hasta llegar a las inmediaciones del anfiteatro, donde fue atacado, según reportó el diario colombiano El Tiempo.
"El sábado, en la noche, yo pasaba por la universidad recogiendo latas de cerveza cuando un celador me llamó y me invitó a recoger unos cartones que estaban en el patio de atrás de la universidad. Cuando entré, dos hombres me golpearon con garrotes y me dieron un tiro. Yo me hice el muerto" contó Hernández, que tenía entonces 24 años.
Al llegar al centro educativo a los agentes policiales le llamó la atención la actitud de los guardias de seguridad y pidieron refuerzos para entrar.
Así fue cómo descubrieron los once cadáveres desfigurados por los golpes.
"Lo desnudaron, lo pusieron en una mesa de anfiteatro y allí vio cuando llegaron con el otro herido. Luego lo metieron en una tina de formol, de donde salió para salvarse", narró El Tiempo sobre el momento en que Hernández López escapó de la muerte.
El joven llegó a escuchar a uno de sus atacantes decir: "Sólo necesitamos uno más para cumplir la cuota". También fue testigo de la brutal paliza que recibió otro mendigo identificado como Vicente Manjarrés.
Nueve de los mendigos fueron asesinados con armas blancas, mientras que los otros dos fueron baleados, según reportó la prensa local.
Cuando se descubrieron los hechos, la primera hipótesis de las autoridades apuntaba a que las desapariciones de los indigentes estaban relacionadas con una operación de tráfico de órganos.
Personas cercanas al claustro universitario revelaron en el momento de la investigación, detalles sobre el macabro hecho. Los cadáveres eran vendidos completos o por partes. Completos tenían un precio de 130.000 pesos (unas 20.000 pesetas).
Un hígado, por ejemplo, costaba 30.000 pesos, y un brazo, 20.000.
Sin embargo, también según se descubrió que los cuerpos y los órganos fueron utilizados por estudiantes de medicina en sus prácticas. Se cree que hubo un total de 50 víctimas.
Inicialmente, la justicia acusó a 14 empleados de los asesinatos. Ocho años después del descubrimiento, el martes 29 de febrero de 2000, cinco personas fueron condenadas por estos hechos, pero los medios de comunicación locales denunciaron que había "impunidad".
El Juzgado Segundo Penal del Circuito absolvió a otros cinco vigilantes que estaban siendo procesados por los asesinatos de ocho personas, al "no encontrar vínculos entre ellos y las circunstancias en que se cometieron los asesinatos".
Muchos indigentes desfilaron por el juzgado que investigó el caso. Sus testimonios apuntaban a lo mismo: los celadores de la universidad los invitaban para que fueran por la noche a recoger cartones y desperdicios. Los que contaron la historia se salvaron porque les dio miedo o porque se les olvidó la cita. Según contaron muchos de sus compañeros desaparecidos fueron El Chivas, Dávila, Castro... Todos recogedores de basuras a los que de un día para otro no volvieron a ver más.