El éxodo de grandes minoristas agrava la crisis económica de San Francisco

La decisión de Nordstrom de cerrar su histórica tienda en el centro de San Francisco después de 35 años ha encendido las alarmas sobre la severa crisis económica que atraviesa la otrora próspera ciudad.

Aunque la empresa evitó referirse a las causas del cierre, los analistas apuntan a las problemáticas de criminalidad, indigencia y pérdida de visitantes que han impactado negativamente el centro urbano en los últimos años.

No se trata de una tienda cualquiera, sino de un enorme complejo de cinco pisos y 312000 pies cuadrados, que fungía como ancla del centro comercial Westfield San Francisco Centre.

Tras la salida de Nordstrom, los propietarios de Westfield también anunciaron su retirada, aludiendo a la caída en ventas, ocupación y tráfico peatonal en la zona.

Según cifras de la empresa, las ventas totales en el centro comercial pasaron de los 455 millones de dólares en 2019 a tan solo 298 millones en 2022, a la vez que el número de visitantes presenciales se desplomó de 9.7 millones a 5.6 millones en el mismo período.

Esta situación refleja la dura realidad que enfrenta San Francisco tras verse severamente afectada por la pandemia. El auge del trabajo remoto llevó a muchos empleados a abandonar la ciudad y varias empresas de Silicon Valley aún no regresan a sus oficinas.

Expertos señalan que la crisis también se explica por el incremento de la criminalidad y el deterioro de la calidad de vida provocado por políticas que, en opinión de los críticos, han sido demasiado laxas con el crimen y la indigencia.

Sea cual sea el debate, lo cierto es que el éxodo de empresas emblemáticas está agravando peligrosamente la recesión económica de San Francisco. De no implementarse soluciones efectivas, la ciudad podría tener serias dificultades para recuperar la prosperidad que alguna vez tuvo.