Denuncian aportes del narcotráfico y “el Chapo del Cono Sur”al partido de Evo Morales en Bolivia

Un diputado del Movimiento al Socialismo (MAS) asegura tener pruebas de los “narcoaportes” que ha recibido su partido en las elecciones en que participó el expresidente boliviano Evo Morales en 2019.

Rolando Cuéllar reveló en junio las primeras pruebas de su denuncia al Ministerio Público y ahora afirma que tiene nuevos documentos "más graves" que comprometen al presidente del MAS, Gerardo García, en sociedad con el narcotraficante argentino José Miguel Farfán.

Según el diputado, Farfán opera en Bolivia bajo el nombre de "Miguel Ángel Salazar Yavi", también conocido como "El Chapo del Cono Sur", a quien García agradeció en una carta en enero de 2017 por "sus grandes aportes económicos" desde años atrás.

Cuando Cuellar presentó su primera denuncia sobre los presuntos aportes del narcotráfico al MAS, el partido liderado por Evo Morales negó la acusación y señaló que era falsa la firma de Gerardo García que aparecía en un documento. 

El presidente Luis Arce pidió indagar en las denuncias e "iniciar una investigación" para "aclarar y dar respuestas al pueblo boliviano sobre este tema", dijo en julio el titular de Justicia, Iván Lima.

Esta es la segunda denuncia en una semana sobre supuestos aportes para la campaña de Morales en 2019. La primera fue difundida por The Hill, en la que se asegura que Vladimir Putin destinó 300 millones de dólares para ayudar a candidatos de su tendencia y que incluso envió a Morales un equipo de expertos para asesorarlo en su campaña, a pesar de haber sido rechazado por un referéndum.

La vinculación de Morales con el narcotráfico es algo que se da por descontado en Bolivia porque es presidente de las seis federaciones de productores de coca de Chapare, y el exmandatario presumía que no existían pruebas de esas acusaciones, reportó Infobae.

También opera en Bolivia el paulista Primer Comando da Capital (PCC), que se propone controlar la ciudad fronteriza boliviana de San Matías, cerca del parque Noél Kempff, donde existen plantaciones de coca y fábricas de droga clandestinas.

Y en el parque Amboró operan resabios de las FARC, confiados en que la policía no los expulsa y que las Fuerzas Armadas de Bolivia no cuidan los parques nacionales.