Sobrevivientes recuerdan recurrir al canibalismo 50 años después de accidente de avión en los Andes

Medio siglo después de que su avión se estrellara en los Andes, los sobrevivientes que recurrieron al canibalismo para mantenerse con vida se reunieron esta semana en Uruguay para recordar su terrible experiencia.

La historia de los 16 sobrevivientes del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que fue fletado para llevar a un equipo amateur de rugby de Montevideo a Santiago de Chile, en 1972 fue inmortalizada en el libro más vendido, “Vivos: la historia de los sobrevivientes de los Andes”, de Piers Paul Read. Más tarde se convirtió en una película de Hollywood, en 1993.

“Claro que la idea de comer carne humana era terrible, repugnante”, dijo Ramón Sabella, de 70 años, quien se encuentra entre los pasajeros del Fairchild FH-2270 que sobrevivió 72 días en los Andes, informó el Sunday Times de Londres.

El grupo, que todavía está vivo, se reúne los 13 de octubre en el aniversario del accidente para una misa en recuerdo de los 29 amigos y miembros de la tripulación que perecieron en el accidente a una altitud de más de 13,000 pies, según el medio. 

Este año, el 50 aniversario de su calvario se celebró con un sello del correo uruguayo, informó el diario.

“Fue difícil de poner en tu boca”, recordó Sabella, un exitoso hombre de negocios. “Pero nos acostumbramos. En cierto sentido, nuestros amigos fueron algunos de los primeros donantes de órganos en el mundo: ayudaron a nutrirnos y nos mantuvieron con vida”.

El grupo tomó su decisión tras consumir la comida que tenían en el avión, que incluía ocho barras de chocolate, una lata de mejillones, tres tarros pequeños de mermelada, algunas almendras y dátiles y varias botellas de vino.

Hoy, los 16 sobrevivientes son un grupo muy unido que también se reúne cada año el 22 de diciembre, el día que comenzó el rescate, para una parrillada de filetes de res y salchichas de cerdo.

El avión se estrelló contra la ladera de una montaña con mal tiempo cuando el piloto se desvió del rumbo. Le arrancaron las alas en el impacto, lo que provocó la muerte inmediata de 12 pasajeros y la tripulación. Diecisiete más perecerían por sus heridas y una avalancha, según los informes. Después de diez días, el grupo de sobrevivientes escuchó en una radio que la búsqueda de ellos había sido cancelada.

“Pensar en el sufrimiento que debe haber causado a nuestras familias en casa nos hizo aun más decididos a sobrevivir”, dijo Sabella.

“Comer carne humana no sabe a nada, en realidad”, dijo su compañero sobreviviente Carlitos Páez, hijo de un artista uruguayo.

Páez dijo que ha hecho una carrera viajando por el mundo para dar conferencias sobre su terrible experiencia en las montañas.