Policiales
Psicóloga mexicana descuartiza a su esposo con una sierra eléctrica tras pensar que le era infiel
María Alejandra Lafuente Casco fue sentenciada a 46 años y seis meses de prisión por el homicidio de Allan Carrera Cuellar
Septiembre 18, 2022 1:08pm
Updated: Septiembre 18, 2022 3:48pm
El caso de la psicóloga María Alejandra Lafuente Casco conmocionó a México en 2014, cuando la mujer fue acusada de descuartizar a su esposo con una sierra eléctrica y guardar sus partes en bolsas de plástico para luego esparcirlos por dos puntos de la ciudad.
No fue hasta el mes pasado que la mujer fue finalmente condenada. Después de muchos años, la fiscalía demostró la culpabilidad de Lafuente, sentenciada 46 años y seis meses de prisión por el homicidio de su esposo Allan Carrera Cuellar. También deberá reponer los gastos funerarios de la víctima.
La pareja se conoció en 2011 en el consultorio de Lafuente ubicado en la Ciudad de México, a donde Carrera llevaba a su hijo. Poco tiempo después, comenzaron a salir juntos.
Los problemas iniciaron en 2014 cuando la mujer sospechaba de que Carrera le era infiel. Los investigadores aseguraron que la Lafuente ideó un plan detallado para asesinarlo, ya que le dio al hombre drogas para dormir.
La psicóloga usó una sierra eléctrica para descuartizar a su pareja y luego guardó las partes del cuerpo en la nevera de su casa. El plan era ir sacando poco a poco las bolsas y tirarlas en distintas partes de la ciudad, pero el olor de las bolsas hizo saltar las alarmas de la policía.
Inicialmente, se encontró el torso del hombre sin extremidades en la basura de una esquina de la colonia Roma. Luego, hallaron las extremidades superiores e inferiores, sin manos ni pies, en bolsas de plástico en la colonia Valle Escondido. El cuerpo fue identificado por sus familiares.
La policía hizo un allanamiento a la casa donde vivía la pareja, allí encontraron la cabeza y manos en bolsas de plástico, así como la sierra eléctrica con la que se llevó a cabo el asesinato.
En un principio, la mujer se había declarado como testigo, pero los investigadores comenzaron a tener sospechas y descubrieron que era la responsable de enviar los mensajes de texto desde el teléfono del esposo para que la familia pensara que seguía vivo.
Aprovechando sus influencias profesionales, la mujer logró internarse en un instituto psiquiátrico como paciente, pero aún así no pudo evitar la condena.