“Cuando decidí ser libre, pagó para que me mataran”: la historia de la mexicana María Elena Ríos

La saxofonista mexicana María Elena Ríos sobrevivió a un ataque con ácido en el sureño estado de Oaxaca. Tres años después de las agresiones, continúa exigiendo justicia. 

En 2019 “sobreviví a una de las expresiones de violencia extrema más dolorosas: una agresión con ácido en la que quemaron más del 70% de mi cuerpo”, contó a Univisión.

La joven, de 30 años, denunció que desde el día que sufrió el ataque ha tenido, además, que sufrir constante revictimización física, digital, campañas de desprestigio y la vulneración de sus derechos humanos y los de su familia.

La mexicana detalló que desde muy niña se enamoró de la música, pero a su expareja, Juan Antonio Vera Carrizal, un político y empresario gasolinero del estado de Oaxaca, "le molestaba" que ella fuera artista.

“La música me hace sentir muy libre, muy plena, feliz. Me hace sentir poderosa y completa. Eso no le gustaba a mi agresor. Por eso estuve sometida por casi dos años en una relación con él”, señaló Ríos.

La joven sobreviviente describió que las primeras semanas tras iniciar su relación con Juan Antonio "fueron de amabilidad, la primera etapa donde todo es bonito". "Pero, pronto se empezaron a presentar los primeros signos de violencia, en los que me decía: tú eres mía, no vas a salir, te tienes que vestir como yo digo, no le puedes hablar a nadie más, cuando salgas me tienes que avisar y mandar la ubicación...", contó. 

Cuando Ríos decidió poner punto final a la relación, el hombre presuntamente la amenazó con dañar a su familia y ella -según dijo- comenzó a acceder por miedo a todo lo que él le imponía. 

"Entonces me recordó que sabía dónde vivían mis papás, qué carro tenían o qué día salía mi mamá. También me habló de la vida de mis hermanos y sus horarios. Me dijo: ꞌtú sabes… si les pasa algo…ꞌ 

“Cuando yo decidí ser valiente, libre, recuperar mi vida, mi cuerpo y los espacios a los que yo aspiraba, fue cuando pagó para que me atacaran con ácido afuera de mi domicilio”, reveló en la citada entrevista. 

La joven saxofonista estuvo hospitalizada desde el día del presunto ataque, el 9 de septiembre de 2019, hasta febrero de 2020 y, en ese proceso, fue sometida a varias cirugías. Según declaró, esas condiciones provocaron que sus "injertos de piel comenzaran a descomponerse. Yo recuerdo muy bien el hedor de mi cuerpo. Se estaba pudriendo".

Luego fue trasladada a la Ciudad de México, pero el proceso fue muy trabajoso y quedó desempleada.

“Yo quiero vivir, no quiero que me mate mi agresor”

La joven mexicana aseguró: “Una nunca está preparada para luchar por justicia. Yo, en ningún momento, pensé que me iba a convertir en defensora de mis derechos, en activista o que iba a generar un pensamiento más allá de lo que me habían educado socialmente”.

Ríos señaló que han pasado tres años y medio desde el día que sufrió una agresión y desde entonces, entre procesos de rehabilitación y reinserción social, "desafortunadamente me sigo quedando con muchos deseos y tragos amargos en mi búsqueda por acceder a la justicia, cuando el poder judicial solamente espera al mejor postor para poder ejercer las leyes, según su perspectiva y a su modo".

"(...) definitivamente no volveré a ser la misma. Son lesiones que vulneran la vida y la dignidad de una mujer", concluyó en su entrevista con Univisión.