Crimen y Corrupción
Cárteles de la droga invaden pirámides mayas en el sur de México
El gobierno mexicano ha informado que al menos dos de los populares lugares mayas han sido cerrados temporalmente como consecuencia del aumento de la delincuencia en el estado de Chiapas
Enero 30, 2024 6:48am
Updated: Enero 30, 2024 12:35pm
El gobierno ha prohibido el acceso a varias pirámides mayas antiguas de México por la violencia desatada por los cárteles de la droga del país, según un nuevo informe publicado por Associated Press.
El gobierno mexicano ha informado que al menos dos de los populares lugares mayas han sido cerrados temporalmente como consecuencia del aumento de la delincuencia en el estado de Chiapas.
El estado también ha sido dominado por contrabandistas que están utilizando la zona como ruta para transportar migrantes desde la parte baja de Centroamérica y Guatemala a través de la zona sur de México. Según la AP, cerca de medio millón de migrantes atraviesa actualmente la frontera sur de México como parte de su ruta desde Sudamérica tras abrirse paso por el terreno selvático de la Brecha del Darién.
El estado sureño, fronterizo con Guatemala, con selvas tropicales, impresionantes cascadas y tierras montañosas, suele ser una fuente popular de turismo para el país latinoamericano, pero ha sufrido una oleada de violencia de los cárteles durante el último año.
Funcionarios del gobierno dijeron a la AP que muchas de las ruinas históricas de la zona están controladas por cárteles de la droga y por bandas que están en guerra entre sí. En Bonampak, una zona famosa por sus murales, se ven ahora hombres armados en las carreteras.
El gobierno mexicano declaró a los periodistas que la violencia se ha vuelto tan impredecible y fuera de control que ya no pueden garantizar la seguridad de los turistas y visitantes que quieren conocer la historia visitando las antiguas pirámides.
Aun así, quedan dos lugares en ruinas abiertos a los que se puede acceder pasando por puestos de control controlados por pandillas.
Otros sitios en ruinas, como Tonina y Yaxchilán, han sido completamente aislados y cerrados para disuadir a los turistas de intentar entrar en las zonas asoladas por la violencia.
Los guías turísticos, que hablaron de forma anónima con la AP, dijeron que los guardias de los cárteles en los puestos de control exigían a los turistas tarjetas de identificación y teléfonos móviles desbloqueados.
Aunque los turistas son detenidos con regularidad, los puestos de control se diseñaron principalmente para que los cárteles puedan detectar si algún miembro de su banda rival intenta entrar en su territorio y en las zonas controladas.
Según el gobierno mexicano, hay otros yacimientos arqueológicos en el país que los turistas pueden visitar. Hasta la fecha, ningún turista o visitante ha sufrido daños.
Pero el espectro de la violencia ha dejado a muchos guías turísticos locales aterrorizados, los que se niegan a llevar a sus clientes a ver las pirámides para evitar el riesgo de un incidente.
"Te piden que te identifiques, para ver si eres residente local", indicó uno de los guías a la AP, señalando un control de bandas en una carretera a Lagartero.
"Toman tu teléfono y te exigen el código de acceso, y luego revisan tus conversaciones para ver si perteneces a alguna otra banda", explicó. "En cualquier momento puede aparecer un grupo rival y empezar un tiroteo".
El gobierno mexicano cuestionó ese relato en particular, afirmando que tanto Bonampak como Lagartero permanecen abiertos al público.
"Es falso e irresponsable decir que estos sitios arqueológicos están en peligro por los narcotraficantes", señaló el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que insiste en que "mantiene el control de los sitios".
Por el momento, el complejo de templos de Palenque, conocido comúnmente como el yacimiento de ruinas mayas más conocido de Chiapas, permanece abierto.
A pesar de que todavía pueden visitarse algunos sitios, la violencia ya ha pasado factura al turismo en la región. La agencia AP informa de un descenso del 5% en los viajes que suelen realizarse al estado, señalando que a los lugareños les preocupa que esto pueda perjudicar a la economía y a sus ingresos.
"Hay comunidades que venden artesanía, que ofrecen alojamiento, paseos en barco. Esto afecta mucho a la economía", dijo el segundo guía. "Hay que recordar que éste es un estado agrícola que no tiene industria, ni fábricas, por lo que el turismo se ha convertido en una palanca económica, una de las pocas fuentes de trabajo".
Entre las excursiones canceladas están las más emocionantes, que se adentran en la selva, como la afamada Yaxchilán, que se encuentra a orillas del río Usumacinta y a la que sólo se puede llegar en lancha.
En otras zonas, como Frontera Coma Lapa, donde antes las lanchas llevaban a los viajeros a Yaxchilán, se han cerrado carreteras con la esperanza de bloquearlas a los soldados armados de los cárteles.
Según el Instituto Nacional de Historia Antropológica (INAH), no hay ningún acceso seguro a Yaxchilán. El instituto dice que ha "recomendado en ciertos momentos que los turistas no acudan a la zona arqueológica, porque podrían tener una visita infructuosa", añadiendo que las razones son más bien "de índole social".
Aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha intentado restar importancia a la imagen de la violencia de las bandas, su Gobierno ha enviado a la Guardia Nacional a vigilar la zona.
Los grupos indígenas locales se han enfrentado a las tropas, incluso lanzándoles palos y piedras, en parte porque algunos de ellos son reclutados por los cárteles de Jalisco y Sinaloa, que están en guerra.
Algunos de los grupos indígenas locales presionados para unirse a los cárteles, como los choles y los lacandones, son descendientes de los mayas.