Activistas por los derechos de los animales llaman a la acción para detener las corridas de toros en Ciudad de México

El espectro de las corridas de toros en Ciudad de México ha provocado una llamada a la acción a los activistas por los derechos de los animales del país, que llevan mucho tiempo luchando para poner fin a este tradicional pero brutal deporte.

La ciudad celebró el domingo su primera corrida de toros en casi dos años desde 2022, lo que provocó protestas de activistas de toda la ciudad. El deporte, que se remonta al siglo XVI en México, había sido prohibido previamente después de que un juez suspendiera la práctica.

Pero la Corte Suprema de México anuló recientemente la decisión de un tribunal inferior por motivos técnicos, dejando sin resolver los méritos sustantivos de las corridas de toros y la cuestión de si este deporte es humanitario y legal.

Tras la decisión, los defensores de los animales inundaron la Plaza de México, el recinto taurino más grande del mundo, para hacer oír su voz.

"La tortura no es arte, no es cultura", gritaban los manifestantes mientras salían con máscaras de toros y se salpicaban con pintura roja para reproducir imágenes de sangre en un intento de demostrar la brutalidad de este deporte.

Las pancartas llevaban lemas como "no más muertes de inocentes".

Según Humane Society International, se calcula que cada año matan un cuarto de millón de toros en este tipo de corridas en todo el mundo.

Aunque México D.F. ha ilegalizado esta práctica, sigue siendo legal en otras partes del país. También es legal en otros países de Sudamérica como Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, así como en algunos países europeos como Francia, Portugal y España.

Algunas ciudades de la "madre patria" han prohibido las corridas de toros, dejando vacías las plazas españolas en todo el país.

Si bien las corridas de toros han provocado la muerte lenta de los animales, también han causado graves lesiones y muertes a los toreros.

En 2013, 47 toreros y sus ayudantes resultaron gravemente heridos, según un informe de 2014 publicado por la BBC. Ese año, 31 matadores resultaron gravemente heridos junto con 16 de sus ayudantes, que suelen ser "picadores" a caballo o "banderilleros" a pie, y también un paje de espadas.

Algunas de las lesiones fueron leves, pero otras se consideraron potencialmente mortales, según dataros.com, un sitio informativo sobre el tema.

Las 47 lesiones de 2013 se produjeron en medio de 661 corridas de toros, lo que sitúa el número de incidentes justo por debajo del 10%.

Aunque este deporte es ahora menos peligroso que antes gracias a la penicilina y otros avances de la medicina, los registros de "El mundo de la tauromaquia española" indican que, desde 1700, unos 533 toreros han muerto o han sido mutilados en España mientras se enfrentaban a sus oponentes.

El último torero que murió en la plaza fue el colombiano José Eslava Caceras en 1987. Un toro atrapó a Eslava contra la pared y le perforó un pulmón.

"El torero está ahí por voluntad propia, pero el toro no. Muere siempre, salvo en raras ocasiones en las que tanto el toro como el matador tienen una actuación excepcional. En estos casos, se perdona la vida al toro", escribió la BBC en el informe de 2014.