Cantante cubana hace la travesía en busca de sus sueños y estrena su primer video musical en Miami

Se llama Yayma Barrueto, tiene apenas 22 años, pero no sólo su belleza y juventud deslumbran, sino su magnífica voz de mezzosoprano, que modula en tonos variados rica en armónicos.

Aunque no ha pasado mucho tiempo desde que su abuela estimuló su afición por el canto siendo una niña, y su madre la impulsó para que entrara a esa versión cubana del programa La Voz, llamada “Sonando en Cuba”, que la dio a conocer en su isla natal, siendo una adolescente, Yayma ahora es una cantante con todas las de la ley, que sabe lo que quiere: que el mundo aprecie su talento.

Por eso, en aras de ir en busca de su sueño, y cansada de esperar una salida del país por reclamación familiar que no llegaba, tomó una arriesgada decisión: hacer la travesía desde Cuba a Estados Unidos. Viajó a Nicaragua, y de ahí se enrumbó, atravesando fronteras, hasta México en un viaje que fue una pesadilla de hambre y frío; del suelo como cama; de noches de llanto extrañando a su madre y a su hermana que habían quedado atrás en Cuba; y de detenciones policíacas y de miedos, que, finalmente, terminó en un centro de detención para inmigrantes en Estados Unidos, desde el que salió con un parole humanitario que le permitió reunirse con su familia en Miami.

De eso, ya hace casi un año, y su sueño de cantar la ha llevado a presentarse en algunos escenarios de la Ciudad del Sol. Le ha abierto concierto a Jacob Forever y ha sido invitada por la Señorita Dayana a compartir con ella el escenario.

La joven, quien ya tiene varios temas grabados, entre ellos algunos featuring con importantes figuras cubanas de la música, que muy pronto saldrán a la luz, acaba de estrenar el videoclip de su primer single como solista titulado Más Dura que Nunca, que fue grabado en la ciudad de Miami.

Ella está consciente de que su carrera musical apenas comienza, pero sabe que en Estados Unidos no hay límites. Por eso, a todo el que la quiere escuchar le dice lo mismo: “si confías en mí, sólo puedo prometer una cosa: no te vas a arrepentir”.

Eso le dijo al cantante El Micha un día que se lo encontró caminando por la ciudad de Hialeah, después de decirle "quiero cantar contigo". Se ríe traviesa, como sacando a jugar a la niña que aún palpita en su cuerpo de mujer, mientras dice "El Micha debe de haber pensado. Y esta loca quién es". 

Y, aunque no lo parece, ella asegura que es una joven tímida para relacionarse con el mundo que la rodea, pero que al mismo tiempo es capaz de perder la timidez en cuanto alguien le ofrece un micrófono para que muestre lo que puede hacer con su voz.

Su capacidad como cantante la puede llevar a interpretaciones como Killing me softly de Roberta Flack y Million years ago de Adele. Pero también a las de su ídolo de la infancia y de siempre: Selena. O a las de su admirado Álvaro Torres (dice que uno de sus sueños es conocer al cantante salvadoreño, de quien presume saberse muchas de sus canciones). Aunque, por su puesto, joven cantante al fin, su camino musical va por el gusto de los tiempos; el género urbano, en el que se desenvuelve con naturalidad, y para el que escribe sus propias canciones.

“No sé si lograré triunfar como cantante, pero voy a luchar por lograrlo. En Estados Unidos el límite es el cielo”, dice, mientras suelta una risa entre nerviosa y divertida, y su rostro se ilumina, como si estuviera visualizando lo que le depara el futuro.

"Uno propone y Dios dispone", dice a modo de despedida, y como poniendo su futuro en manos de una fuerza mayor.