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Cultura

ADN del pelo de Beethoven sugiere problemas de hígado como causa de su muerte

Un estudio de los genes del compositor muestra que tuvo hepatitis y que hubo una paternidad extramatrimonial en su árbol genealógico

ADN del pelo de Beethoven sugiere problemas de hígado como causa de su muerte
ADN del pelo de Beethoven sugiere problemas de hígado como causa de su muerte | Shutterstock

Marzo 23, 2023 11:41am

Updated: Marzo 23, 2023 11:41am

Luego enterrar a Ludwig van Beethoven, el 27 de marzo de 1827, dos de sus amigos hallaron una carta en un escondite de su escritorio cuando ordenaban sus papeles. Escrita años antes, en 1802, cuando tenía 32 años, iba dirigida a sus hermanos Karl y Johann y era todo un testamento vital.

En la misiva mostraba su tremenda angustia por el avance de la sordera, llegando a confesar que de no ser por la virtud y su música, se habría suicidado. En la parte final del llamado Testamento de Heiligenstadt, el compositor les pide que, cuando muera, llamen a su médico para que describa su enfermedad y lo haga público y así, escribe, “al menos el mundo se reconcilie conmigo después de mi muerte”.

Pero el doctor no pudo cumplir su deseo porque había fallecido años antes. Ahora, casi 200 años después, un grupo de científicos ha podido cumplirlo al analizar varios mechones de su cabello. El ADN recuperado del pelo da pistas sobre sus problemas de salud, la causa de su muerte y algo inesperado: Beethoven podría no ser en realidad un Beethoven.

El ADN recuperado del pelo da pistas sobre sus problemas de salud, la causa de su muerte y algo inesperado: Beethoven podría no ser en realidad un Beethoven.
El ADN recuperado del pelo da pistas sobre sus problemas de salud, la causa de su muerte y algo inesperado: Beethoven podría no ser en realidad un Beethoven. | Shutterstock

Al pianista y compositor lo veneraban ya en vida y por eso no es de extrañar que haya reliquias suyas repartidas por medio mundo. Que se sepa, hay 34 mechones de su cabello en manos privadas o en las de sociedades de amigos de su música. Aprovechando estas reliquias, un grupo de científicos quiso indagar en la base genética de los males y muerte de Beethoven. Pudieron analizar cinco de los mechones más creíbles y la historia que sigue, contada al detalle en la revista científica Current Biology supera a cualquier episodio de CSI.

La secuenciación completa del genoma de Beethoven no ha encontrado base genética para la sordera que le apareció de forma repentina a los 26 años. El mal, que empezó con episodios de tinnitus y pérdida de las frecuencias más altas, fue agravándose hasta dejarlo sordo a la par que lo sumía en la desesperación. La sordera le impidió seguir tocando el piano ya a los 46 años.

Otro de los males que acompañó al músico durante la mayor parte de su vida fueron unos serios problemas gastrointestinales de origen desconocido, que se manifestaban en intensos dolores abdominales y épocas de diarreas continuadas. Aunque se han apuntado varias causas, en el genoma de Beethoven no hay indicadores de que fuera celíaco o intolerante a la lactosa, ni de que tuviera variantes dañinas en los genes más relacionados con el aparato digestivo.

“No pudimos encontrar una causa definitiva para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven”, dice Johannes Krause, experto en ADN y patologías del pasado del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania) y coautor del estudio. Krause añade enseguida: “Sin embargo, descubrimos una serie de factores de riesgo genéticos relacionados con enfermedades hepáticas”. En el verano de 1821, el músico tuvo su primer episodio registrado de ictericia. El color amarillento de su piel, indicaba que algo no iba bien en el hígado. “También encontramos pruebas de una infección con el virus de la hepatitis B [contraída] como mucho meses antes de la última enfermedad del compositor. Todo esto contribuyó probablemente a su muerte”, termina.

Ya tras la autopsia y las dos exhumaciones posteriores de su cuerpo, se señaló a la cirrosis como causa final de la muerte de Beethoven. A la predisposición genética y la hepatitis habría que añadir en el cuadro el consumo de alcohol, en especial del vino que tanto le gustaba al músico. Durante años, llevó siempre consigo un cuaderno para que sus interlocutores le respondieran por escrito cuando él les gritaba temiendo, incapaz de oírse a sí mismo, no ser oído. Estos Cuadernos de conversaciones son un diario único para conocer la cotidianeidad de la vida del compositor.

Tristan Begg, científico de la Universidad de Cambridge, es el primer autor de la investigación. En una nota dice: “Podemos suponer por los Cuadernos de conversaciones que su consumo de alcohol era muy regular, aunque es difícil estimar los volúmenes consumidos.

Si bien la mayoría de sus contemporáneos afirman que su consumo fue moderado según los estándares vieneses de principios del siglo XIX, no hay un acuerdo total entre estas fuentes, y es probable que esto equivalga a cantidades de alcohol que hoy se sabe que son dañinas para el hígado. Si su consumo de alcohol fue lo suficientemente grande durante un período de tiempo suficientemente largo, la interacción con sus factores de riesgo genéticos presenta una posible explicación para su cirrosis”. Así que la combinación entre genes, hepatitis y alcohol pudieron llevarle a la tumba.