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Coronavirus

Médicos se oponen a la aplicación de refuerzos de la vacuna contra COVID a menores

"Cambiamos las reglas en la FDA para tratar de llevar un producto vacunal fallido a niños de 6 meses a 4 años", acusa el epidemiólogo Vinay Prasad

Febrero 6, 2022 10:14pm

Updated: Febrero 7, 2022 4:03pm

El impulso de las autoridades federales de salud pública para administrar refuerzos de la vacuna COVID-19 a poblaciones cada vez más jóvenes, provoca una fuerte oposición en profesionales de la medicina, que difícilmente puedan ser considerados como fuentes de "desinformación".

Algunos de ellos cuestionan la presión de los reguladores sobre Pfizer y BioNTech para que presenten su autorización de uso de emergencia a favor de una vacuna dirigida a menores entre 6 meses y 5 años, a pesar de que en los ensayos de dos dosis no se encontró ningún beneficio para los niños de 2 a 5 años. Las empresas prueban ahora una tercera dosis de este medicamento.

"Cambiamos literalmente las reglas en la FDA para tratar de llevar un producto vacunal fallido a niños de 6 meses a 4 años. La administración está obsesionada con imponer medidas a la población de bajo riesgo", escribió en su cuenta de Twitter la semana pasada el epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco, Vinay Prasad.

Estados Unidos está en desacuerdo con gran parte del mundo y con la Organización Mundial de la Salud, y no es la primera vez que lo hace en relación con los niños y el COVID.

"No hay pruebas de que los niños sanos o los adolescentes sanos necesiten refuerzos. No hay ninguna evidencia", dijo el mes pasado la jefa científica de la OMS, Soumya Swaminathan.

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Los médicos siguen el ejemplo de los altos funcionarios de la FDA encargados de las vacunas, quienes dimitieron el pasado otoño supuestamente en protesta por su recomendación de refuerzo para los adultos. Uno de ellos acusó después públicamente a la Casa Blanca de "dejar de lado a los expertos en vacunas".

Los federales autorizan la aplicación de dosis de refuerzo para poblaciones cada vez más jóvenes, ahora de hasta 12 años, a pesar de que se sabe que tienen un mayor riesgo de desarrollar una inflamación del corazón tras la vacunación con ARNm, especialmente en varones jóvenes con la segunda o tercera dosis.

Prasad destacó los datos de Israel, un país con gran avance en la vacuncación de refuerzo, incluidos en una presentación del Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados (VRBPAC) de la FDA, la cual ignoró la agencia al aprobar los refuerzos para las edades de 16-17 años.

Entre el grupo de edad de 16 a 39 años, los reforzados tienen una tasa de enfermedad grave 0,5 por millón menor en comparación con los no reforzados, lo cual equivale a "una diferencia de 1 en 2 millones" de casos, escribió Prasad el 30 de enero. "¿Cuánta miocarditis se necesita con la dosis 3 para compensar esa ganancia?", advirtió. 

Anteriormente señaló que el beneficio potencial de reforzar a un "hombre delgado y sano de entre 16 y 40 años" es una "reducción a corto plazo de la enfermedad sintomática leve", mientras que el mayor riesgo de miocarditis resultante provocará algunos incidentes que no son "leves" y podrían conducir a "problemas a largo plazo".

Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia, declaró a The Atlantic el mes pasado que el riesgo de que los adolescentes mayores desarrollen una miocarditis a causa de las vacunas de refuerzo era demasiado alto para justificarlo. Le dijo a su propio hijo de 20 años que no se vacunara por tercera vez.

Offit, quien es también miembro de la VRBPAC, y los exfuncionarios de la FDA encargados de las vacunas desafiaron públicamente la aplicación de refuerzos para todos en un artículo de opinión de The Washington Post, el cual afirmaba que los únicos grupos que "realmente necesitan" refuerzos son los que tienen un "alto riesgo de padecer una enfermedad grave" o los que podrían infectarse en casa o el trabajo.

La profesora de medicina de la UCSF, Monica Gandhi, quien dirige un centro de investigación sobre el sida, no sólo se hizo eco de la investigación según la cual la exposición a la variante ómicron es "probable que combata otras variantes en el futuro", sino que recomendó una vacuna sin ARNm no disponible como refuerzo.

En su boletín del mes pasado, Gandhi promocionó Covaxin, una "vacuna de viriones enteros inactivados" que lleva tres meses a la espera de ser aprobada por los reguladores estadounidenses. También protestó por la forma en que el periodista Alex Berenson calificó sus comentarios a favor de Covaxin frente a las vacunas de ARNm, al recordar que estas últimas son "seguras y eficaces". Gandhi no tardó en publicar múltiples hilos en Twitter alabando las vacunas de ARNm.

Sin embargo, al día siguiente de que Berenson destacara su boletín, Gandhi fue citada en un ensayo sobre la débil ciencia detrás de los refuerzos para los jóvenes, el último texto del periodista David Zweig en que cuestiona las medidas por la COVID centradas en los niños.

"No voy a dar refuerzos a mis hijos de 12 y 14 años", le dijo Gandhi. Reiteró su apoyo a Covaxin en una publicación de Twitter del 6 de febrero.

"Los jóvenes no pueden simplemente recibir una tercera dosis. Los CDC obligan a hacerlo con su lenguaje 'deberían recibir un refuerzo'", escribió Zweig, a pesar de que un memorando de la FDA sobre los modelos de Pfizer reconocía que los refuerzos en jóvenes de 16-17 años causarían los mismos niveles de miocarditis y hospitalizaciones. Esto contrasta con países similares que no exigen a los jóvenes recibir refuerzos o les prohíben hacerlo, agregó.

"[L]os CDC han restado importancia tanto a la prevalencia como a la gravedad" de la inflamación del corazón tras la vacunación contra el ARNm en los hombres jóvenes, como demuestran los datos de Israel y Canadá, así como los estudios revisados por expertos "casi totalmente pasados por alto por la prensa tradicional".

Un estudio de Nature Medicine descubrió que los jóvenes de 16 a 29 años tienen "el mismo o potencialmente mayor riesgo de miocarditis por la segunda dosis de la vacuna de Pfizer que por causa de la COVID-19". Una actualización del mismo estudio, el cual está a la espera de una revisión por pares, estima que el riesgo de miocarditis tras una tercera dosis de Pfizer es tres veces mayor que el de COVID, señaló Zweig.

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