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Coronavirus

Mandatos de vacunación puestos en duda por investigación de los fabricantes de vacunas

Medios de comunicación ignoran el desacuerdo dentro del Gobierno federal sobre la eficacia de un tratamiento antitiviral alternativo

Diciembre 5, 2021 11:05pm

Updated: Diciembre 6, 2021 6:18pm

Las recientes investigaciones del COVID-19 patrocinadas por los fabricantes de vacunas y el Gobierno federal pueden en realidad socavar la justificación de los mandatos de vacunación.

Dos estudios publicados el mes pasado en el New England Journal of Medicine (NEJM) mostraron diferencias estadísticamente diminutas entre los participantes que recibieron vacunas y los participantes con placebos en los ensayos de Pfizer y Moderna.

Cinco participantes con placebo frente a dos vacunados murieron de COVID-19 o de una neumonía relacionada en los dos ensayos aleatorios de más de 74.000 personas. Las cifras están disponibles en el apéndice de cada estudio.

Todas las muertes registradas durante los ensayos de la vacuna, independientemente de la causa, fueron similares entre los grupos de la vacuna (31) y del placebo (30), según ambos apéndices.

El profesor de medicina de la Universidad de Indiana, Allon Friedman, mencionó los estudios en un ensayo del Instituto Brownstone el jueves, calificándolo como "el estándar de oro y la herramienta científica más precisa disponible para examinar las relaciones de causa y efecto" entre la vacunación y la muerte.

El ensayo de Moderna registró "pocas muertes para llegar a cualquier conclusión estadística", explicó, mientras que el ensayo de Pfizer "fue aún más cuestionable" porque Pfizer informó a la FDA un número diferente de muertes por todas las causas, donde 21 personas recibieron vacunas y 17 personas recibieron placebos, que las publicadas en NEJM.

Esa no fue la única discrepancia para Pfizer. Una empresa de investigación contratada para probar la vacuna Pfizer despidió a un director que notificó a la FDA sobre problemas en la integridad de los datos, que fueron compartidos posteriormente con el British Medical Journal.

Los dos estudios tienen una aplicación limitada por no tomar en cuenta la inmunidad natural previa a la vacunación o el placebo, y también por excluir a las “personas de edad avanzada frágiles, personas muy obesas y enfermos crónicos”, a quienes las vacunas podrían no ayudar, dijo Friedman.

"En pocas palabras, las mejores pruebas científicas disponibles para la humanidad no respaldan la afirmación generalizada" de que estas vacunas reducen el riesgo de muerte en el periodo estudiado.

En un estudio en espera de revisión profesional, el propio Equipo de Respuesta COVID-19 de los CDC y la Agencia Federal de Prisiones del Departamento de Justicia no encontraron diferencias por estado de vacunación al considerar la infecciosidad.

Aunque estudiaron una prisión federal con un brote de la variante delta este verano, los investigadores no limitaron sus conclusiones a "entornos colectivos" como las instalaciones correccionales.

"A medida que este campo continúa desarrollándose, los médicos y los profesionales de la salud pública deben considerar que las personas vacunadas que se infectan con el SARS-CoV-2 no son menos infecciosas que las personas no vacunadas", concluye el estudio.

Al evaluar los "marcadores de diseminación viral" en 95 participantes -cuatro de cada cinco estaban totalmente vacunados-, el estudio no encontró “diferencias significativas" entre los dos grupos en cuanto a la duración de la positividad de las pruebas de PCR y los cultivos.

La única diferencia notable fue entre los participantes vacunados, donde los receptores de Moderna tuvieron una duración más corta de positividad en los cultivos.

Mientras tanto, los medios de comunicación pasan por alto un importante desacuerdo dentro del Gobierno federal sobre la eficacia de una alternativa antiviral en el tratamiento del COVID-19, la ivermectina, objeto de numerosas luchas judiciales. Uno terminó recientemente con la victoria del paciente moribundo, que se recuperó rápidamente una vez administrado el antiparasitario.

Si bien la FDA equiparó las dosis en animales y en humanos en un tuit que decía que tratar el COVID-19 con ivermectina "puede ser peligroso o incluso letal", los Institutos Nacionales de Salud no han se han apresurado a emitir un jucio definitivo sobre ese fármaco.

Hace un año, los senadores Ron Johnson (R-Wis) y Rand Paul (R-Ky) pidieron al entonces director del Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), Francis Collins, que revisara los estudios sobre "tratamientos ambulatorios tempranos" para el COVID-19. Uno de esos estudios publicado en el Journal of Cell Physiology en septiembre de 2020 encontró una "propiedad antiviral de amplio espectro" en la ivermectina que es útil para el tratamiento del COVID-19.

Los senadores señalaron que las directrices de tratamiento de los NIH ignoran por completo los tratamientos previos a la hospitalización, incluida la ivermectina. "Creemos que es urgente que el gobierno federal haga una revisión de tratamientos combinados de uso temprano y de bajo costo, ampliamente disponibles y potencialmente beneficiosos", escribieron.

Collins respondió en enero que las directrices de tratamiento no son "mandatos", pero señaló que el NIH recomienda los anticuerpos monoclonales. El panel de directrices de tratamiento de la agencia discutió la investigación sobre la ivermectina, incluidos los estudios mencionados en la carta de los senadores, tres veces después de que éstos expresaran sus preocupaciones, afirmó Collins. 

El grupo concluyó que "los datos siguen siendo insuficientes para recomendar o desaconsejar el uso de la ivermectina para el tratamiento del COVID-19", escribió. La página de los NIH sobre las recomendaciones para el tratamiento antiviral del COVID-19, actualizada por última vez en julio, sigue diciendo que está esperando a que se realicen "ensayos clínicos con potencia adecuada, bien diseñados y bien dirigidos" sobre la ivermectina antes de considerarla.