Tendencias
Caso Turpin: La historia de los padres que encerraron y torturaron a sus 13 hijos por años
“Acabo de escapar de mi casa porque vivo con una familia de trece hermanos y nuestros padres abusan de nosotros”, fue la llamada de auxilio
Diciembre 22, 2022 3:45pm
Updated: Diciembre 22, 2022 3:48pm
“Acabo de escapar de mi casa porque vivo con una familia de trece hermanos y nuestros padres abusan de nosotros … Dos de mis hermanos están encadenados… a la cama”, fue la llamada de auxilio de Jordan, una de las hijas de David y Louise Turpin, acusados de torturar a sus trece hijos.
David Allen Turpin, nacido en 1961, y Louise Anna Robinette, en 1968, se casaron en el pueblo de Pearisburg en el estado de Virginia en 1985, cuando tenían 23 y 16 años respectivamente. Contrajeron matrimonio luego de fugarse porque no contaban con el apoyo familiar.
La pareja comenzó una vida basada en el pentecostalismo y el movimiento Quiverfull, cuyas creencias dicen que una familia numerosa es la mayor bendición de Dios. Según ellos, Dios le pidió tener trece hijos.
La enorme familia vivió primero en Virginia Occidental, luego en Texas y por último en California. David era el único que generaba ingresos como ingeniero informático y luego como director en un centro educativo privado, mientras Louise cuidaba de sus hijos.
Los Turpin parecían ser una familia normal, sin embargo, poco a poco se descubrieron las torturas y castigos físicos de los padres hacia los menores.
Los niños no podían salir de la casa bajo ningún concepto, ni socializar con nadie o ir a clases. La mayoría de las veces permanecían encadenados a las camas, e incluso llegaron a estar encerrados en jaulas para animales.
La pareja utilizaba juegos psicológicos para alimentar a los menores. Colocaban pasteles delante de ellos, luego los quitaban y en su lugar les daban mortadela o mantequilla de maní. Los niños tenían tanta hambre que comían hielo o sobres de kétchup.
Si los pequeños robaban algo de la cocina, eran castigados con golpes o estrangulamientos. Según David y Louise, el confinamiento se debía a que temían que tomaran mucha azúcar o cafeína.
Otra de las horribles torturas, era que solo permitían a los niños bañarse una vez al año y, por tanto, estaban sucios, débiles y presentaban falta de desarrollo físico y psicológico.
Jordan, la hija de 16 años, comenzó a planear su huida. El 13 de enero de 2018, escuchó a sus padres decir que se mudarían a Oklahoma y pensó que era la oportunidad perfecta para escapar.
“Esa era mi única oportunidad. Creo que estuvimos tantas veces tan cerca de la muerte, que era ahora o nunca. Si me pasaba algo, al menos moriría en el intento”, relató Jordan en una entrevista para la ABC News.
Al día siguiente, la niña llamó “aterrorizada” a la Policía desde un teléfono móvil antiguo ante de fugarse de la casa. Cuando los agentes llegaron, encontraron a los trece niños, de entre 2 y 29 años, encerrados en la casa y con evidentes signos de maltrato.
“Parecían vampiros, pálidos y muy flacos”, describió una vecina de los Turpin al verlos salir. “Hubo muchas cosas extrañas, pero no tanto como para llamar a la policía”.
Los niños fueron llevados al hospital y, posteriormente, fueron reubicados en centros de acogida para ser tratados de sus limitaciones lingüísticas, físicas y psicológicas, mientras David y Louise eran arrestados.
En junio de este año, se llevó a cabo un juicio contra la pareja donde varios de los hijos relataron ante la corte lo que vivieron durante muchos años, informó La Vanguardia.
“Mis padres me quitaron la vida entera, pero ahora la estoy recuperando”, dijo una de las hijas mayores, mientras los padres lloraban desconsoladamente.
Para sorpresa de los oyentes, otro de los hijos solo tuvo palabras de agradecimiento para sus progenitores: “Amo a mis padres y les he perdonado muchas de las cosas que nos hicieron. Aunque ellos no nos criaron de la mejor manera me alegra que lo hayan hecho porque me hizo la persona que soy ahora. Les agradezco por enseñarme sobre Dios y la fe”, dijo.
Los acusados lamentaron el daño y se disculparon con sus hijos: “Lamento todo lo que les he hecho a mis hijos. Amo tanto a mis hijos, tengo la suerte de ser la madre de cada uno de ellos. Los amo más de lo que jamás podrían imaginar”, expresó Louise.
El tribunal condenó al matrimonio a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional después de 22 años. El magistrado Bernard Schwartz calificó de “egoísta, cruel e inhumano” el trato que la pareja tenía con sus hijos.
La pareja se declaró culpable de 14 cargos de delitos graves, que incluyen crueldad hacia un adulto dependiente, crueldad infantil , tortura y encarcelamiento falso.