Champions League: El Real Madrid es inmortal

Es imposible comprender el desempeño del Real Madrid. Cómo entender que ganaron la final de la Champions 0-2 al Borussia Dortmund, con un gol de cabeza del jugador de menor estatura de los 22 que estaban sobre el terreno de juego. Cómo entender que Dani Carvajal, con su 1.73 de altura, se elevó por encima de los gigantes alemanes para dar a los Blancos una Decimoquinta Copa de Europa, coronada por la sentencia del brasileño Vinícius Jr.

Fue una final donde el Madrid salió dormido y el Borussia dispuso de 45 minutos para matarlo, pero perdonó, y ya saben lo que pasa cuando dejan vivo al Madrid. Al final fueron los de Carlo Ancelotti los que, como llevan haciendo toda la vida, se salieron con la suya. 

Esta vez, el disparo fue un vuelo aéreo de Carvajal. Un vuelo hacia la unión con Paco Gento, en el club de las seis Copas de Europa, donde también entran el capitán Nacho y los legendarios mediocampistas Toni Kroos y Luka Modric.

Hasta ahí llegaron vivos gracias al portero Courtois, que fue un muro contra el que chocaron los amarillos en su primer partido de esta Champions tras superar una grave lesión de rodilla. El Madrid salvó en la primera parte una estadística de Goles Esperados (xG), de 1,7, una locura, digna de la magia blanca del quince veces campeón.

Si algo tiene el Madrid es una resiliencia histórica para sostenerse en el alambre, para sobrevivir en la adversidad. Nacho dijo en la previa que preferían empezar ganando, sin remontar, pero no dijo nada de no sufrir. Ancelotti sí lo advirtió: "es el partido más peligroso".

La segunda parte fue distinta cuando Ancelotti cambió el sistema a 4-3-3 y Kroos comenzó a gobernar el partido. Tras una jugada mágica de Vinicius Kroos cobró el córner y Dani Carvajal atacó el primer palo, en un córner de Kroos. El resto es historia.

El miedo pasó de bando. La presión, sobre los hombros de la Decimoquinta, fue a parar a los inexpertos alemanes, que regalaron el 0-2 y la final. Maatsen, con una entrega catatrófica atrás, dejó en un dos para uno a Bellingham y Vinícius. El inglés conectó con el brasileño, que dio el tiro de gracia, con su habitual gol en finales.

El decimoquinto en las vitrinas del club más grande de la historia de la Copa de Europa. El que marca el adiós de Kroos, que con el trabajo cumplido se fue señalando el escudo, ese que desde este sábado en Wembley parece aún más inmortal.