Pasar al contenido principal

Opinión & Crítica

OPINIÓN: ¿Arrepentimiento, perdón y reconciliación?

La realidad de Cuba se puede resumir en tres palabras: protestas, hambre y represión. En esta coyuntura histórica hay poco espacio para el perdón

Crisis en Cuba
Trinidad, Cuba | Shutterstock

Marzo 29, 2022 2:05pm

Updated: Mayo 4, 2023 11:16am

El perdón es uno de los valores éticos y morales más difícil de realizar. En efecto, durante la presentación de la apasionante novela “Cartas a Pedro”, de la intelectual cubana Janisset Rivero, que es memoria histórica de heroísmo y crueldad, se suscitó el tema del perdón, que fue analizado con lúcida vehemencia y desgarradores testimonios por quienes sufrieron brutales castigos en las celdas de tortura de la tiranía de Cuba, las mismas celdas donde hoy cientos de jóvenes cubanos sufren la feroz represión de la oligarquía militar por haber participado en las masivas manifestaciones de protesta el 11 de julio de 2021 donde miles de cubanos marcharon por más de cincuenta ciudades y pueblos al grito de “cambio y libertad”.

Así las cosas, la realidad de Cuba se puede resumir en tres palabras: protestas, hambre y represión. En esta coyuntura histórica hay poco espacio para el perdón. Esta es la premisa mayor de nuestra vivencia colectiva y nos hace recordar el proverbio que señala: “si entiendes la realidad, es así, si no la entiendes, es así”.

El debate sobre el perdón en pleno despliegue de la brutal represión que se vive hoy en Cuba equivale a exigir el vuelo de un pájaro sin alas, porque el perdón necesita como mínimo el arrepentimiento del daño causado a la víctima. Precisamente la palabra divina de Jesús tiene la radiante dulzura del perdón por la vía directa del arrepentimiento. De esta forma, es posible alcanzar la reconciliación que completa el ciclo del perdón.

El Miserere, recogida en el Salmo 51, es una composición creada por Gregorio Allegri en el Siglo XVII, también conocida como el Salmo de David en el Antiguo Testamento. En el Miserere se recoge el sentido trascendente en el proceso del perdón que en síntesis dice: “mi delito yo lo reconozco… lávame a fondo mi culpa… por tu inmensa ternura borra mi delito”. En el código del derecho canónico, la Iglesia Católica exige el estricto proceso del arrepentimiento que determina la sustancia válida del perdón.

Esta es la realidad que enfrentan los cubanos: protestas, hambre y represión. En 60 años de tiranía nada ha cambiado. Los militantes y represores de la dictadura no admiten sus crímenes, ni piden perdón. La rebelión de la juventud que marchó por las calles de Cuba alcanzó una magnitud histórica. El fracaso de la revolución marxista-leninista exige cambios inaplazables. Un necesario ritual que se manifiesta en la música “Rap” y el coraje de los “blogueros” que con tanto éxito recogen y formulan  en numerosos portales contestatarios.

La rebelión es irreversible porque responde al sueño de libertad que se hizo realidad en las calles de Cuba, pero la cúpula militar está aferrada al poder. Es evidente que no acepta los elementos esenciales de la reconciliación que implica tres etapas: reconocer el delito (la imposición del marxismo-leninismo), admitir la culpa y pedir perdón.

“La realidad es así” aunque los tiranos insistan en que el dogma del comunismo “científico” es infalible. Cuba es un polvorín de descontento y rebeldía. Patético final para la revolución que no pudo darle a los cubanos un solo día de libertad.

Lo que Cuba necesita es vida nueva, limpia, cargada de ideales de justicia social, jóvenes capaces de generar un renacer de esperanza en una patria libre donde todos los ciudadanos tengan el derecho a disentir sin temor a las represalias de dogmas intolerantes. El camino del perdón pasa por el arrepentimiento y puede alcanzar la reconciliación pero sobre todo, tiene su mejor garantía en las nuevas generaciones que no tienen que admitir, ni pedir perdón. Así están las cosas en la Isla trágica.

 

* Este artículo de opinión fue publicado primero en The Cuban Center for Strategic Studies