Salud
Las mentiras del castrismo sobre el sistema de salud en Cuba antes de 1959
Entérate cómo era el sistema de salud en Cuba antes de 1959, y cómo el castrismo engañó a los cubanos con la mentira de la "salud gratuita".
Marzo 30, 2023 12:40am
Updated: Abril 2, 2023 2:31am
El sistema de salud en Cuba, antes de la llegada del castrismo al poder, era único comparado con los países de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá.
El régimen cubano fabricó la mentira de que su política social instauró la salud pública en Cuba. Pero la verdad histórica es que la salud pública existió en Cuba desde la era colonial, con el llamado "facultativo de semana", que fue el primer modelo estatal de atención médica ambulatoria de Cuba, que luego se transformaría en la red de Casas de Socorro.
El autoritarismo castrista, en más de 60 años, no ha podido superar la calidad de los servicios médicos que había en Cuba antes de 1959. Sobre todo, si valoramos que cuando los comunistas llegaron al poder encontraron una estructura de salud con cientos de hospitales, clínicas, seguros y casas de socorro, que ofrecían servicios médicos de alta calidad, con la tecnología de punta de la época.
Otro mito castrista es la calidad de los médicos formados por la revolución, cuando la verdad es que los médicos cubanos gozaban de mucho prestigio no solo en la isla, sino fuera de ella. Un prestigio que venía incluso desde la época colonial. Como señala el Dr. Santiago Cárdenas, Cuba tuvo eminencias médicas como el gran microbiólogo Santo Fernández, el mítico doctor Albarrán, el pediatra Aballí o el cirujano Núñez Portuondo, por solo mencionar algunos.
Y aunque la preocupación por la salud venía desde la época colonial, (los estudios médicos comenzaron con la creación de la Universidad Real y Pontificia de San Gerónimo en 1728, la primera de Cuba, en La Habana), fue después de 1902 que el desarrollo de los servicios médicos alcanzó su notable esplendor.
Desde el primer gobierno democrático cubano del bayamés Tomás Estrada Palma, hasta el último gobierno de Fulgencio Batista, el sistema de salud se financió con dinero público. La medicina republicana surgió, en solo 57 años, de las cenizas y la destrucción de la nación, tras la última guerra de independencia, que dejó un panorama sanitario muy negativo, con enfermedades transmisibles y epidemias.
El sistema médico cubano se estructuró desde la integración de la salud pública con la privada. El Estado financiaba y administraba los servicios públicos, a través del Ministerio de Salubridad y Asistencia Social. Según el reconocido historiador César Rodríguez Expósito, “la primera Secretaría de Salud del mundo se creó en Cuba”. en una época tan temprana como 1909.
Cuando el comunismo tomó el poder en Cuba destruyó toda la red de servicios privados, y convirtió todo el sistema en servicios financiados y administrados por el gobierno, con la intención de manipular políticamente los servicios de salud e imponer una narrativa que borraba la historia del desarrollo médico en Cuba antes de 1959.
Antes del castrismo, todas las ciudades importantes contaban con una red de hospitales financiados por el gobierno, de la que formaban parte los hospitales que se dedicaban al tratamiento de padecimientos que iban desde la salud mental al cáncer, pasando por la atención a la poliomielitis y a las enfermedades contagiosas como la tuberculosis o la lepra. De igual manera había instituciones especializadas en oftalmología, ortopedia, pediatría y cardiología, entre otras.
En su ataque a la República, el castrismo ha usado siempre el argumento de que, si bien existían estos servicios médicos, se concentraban mayoritariamente en la capital habanera, tergiversando la realidad: estos hospitales ofrecían consultas externas en las otras 5 provincias y en Isla de Pinos (antes de 1959 Cuba estaba dividida en solo 6 provincias), para los pacientes que no necesitaban hospitalización.
También borraron la historia de los populares dispensarios, que atendían todo tipo de enfermedades. La existencia de los dispensarios desmiente la narrativa comunista, de que ellos crearon la atención médica preventiva con los llamados Médicos de la Familia. Un programa que ha demostrado su ineficacia, y que hoy se encuentra en completa decadencia. La atención médica en los hospitales generales y en los dispensarios era gratis para todas las personas.
A diferencia del sistema de salud castrista, el de la Cuba republicana era muy variado y completamente descentralizado. Como ha señalado el destacado cardiólogo cubano Virgilio Beato "en Cuba había tres actividades en favor de la salud y la medicina: uno, el estado, a través de los hospitales provinciales o entidades municipales que ellos controlaban, más un montón de otras fuentes de cuidados de la salud. Segundo, los mutualismos, lo que equivale a los HMO de aquí de los Estados Unidos. Y tercero, la práctica privada de la medicina".
Roberto E. Hernández en su extraordinario artículo “La atención médica en Cuba hasta 1958”, clasifica al sistema de salud cubano en dos grandes grupos: los servicios públicos y los privados.
Según Hernández, los públicos, eran costeados y gestionados por el estado y los gobiernos provinciales y municipales. Pero también por instituciones independientes que manejaban hospitales de beneficencia, como el hospital habanero La Benéfica, y los hospitales que también funcionaban como escuelas de medicina, como el General Calixto García.
Por su parte, los privados, a su vez, eran financiados por instituciones caritativas, hospitales escuelas privados y los que eran costeados por las empresas privadas. Además de las Asociaciones Mutualistas como los afamados Centro Gallego y Centro Asturiano, y otras instituciones médicas privadas.
El ejército y la policía nacional disponían, para ellos y sus familias, de hospitales como el Hospital Militar Alfonso XIII y el Hospital Militar Número 1, mientras que los centros juveniles de reeducación, las prisiones y las escuelas técnicas, (aquí vale la pena apuntar que tampoco este tipo de escuelas fueron creadas por el castrismo, como tanto publicitaron) contaban con servicios médicos autónomos.
Una parte importante de la red de salud cubana eran las populares Casas de Socorro (el comunismo cubano las destruyó para crear la red a la que llamó policlínicos). Algunas fuentes bibliográficas ponen la cifra en 200 casas de socorro, otras hablan de una cifra mayor.
Las Casas de Socorro ofrecían servicios de emergencia de todo tipo y era en ellas donde se llevaba a cabo el proceso de vacunación gratuito financiado por el estado. Porque, contrario a lo que ha vendido el gobierno comunista, la vacunación en Cuba no comenzó con el castrismo. Los niños, para asistir a la escuela, recibían vacunación contra distintas enfermedades.
En fecha tan temprana como 1804, se estableció en La Habana la Junta Central de Vacunación, que se extendería a otras sedes a lo largo del país, y que se dedicaba a obtener las vacunas, conservarlas y aplicarlas. Vale recordar que en enero de 1804 se llevaron a cabo las campañas de vacunación antivariólicas en Santiago de Cuba por el cirujano francés Vignard y en febrero, en La Habana, por el eminente doctor Omar Romay.
La principal industria de Cuba, la azucarera, también estaba integrada a la red de servicios médicos privados, pues los dueños de los centrales azucareros, que estaban alejados de los grandes centros urbanos, contaban con hospitalitos que atendían a sus trabajadores.
Cuba tenía uno de los porcentajes más altos de Latinoamérica de cobertura médica por seguro social para los casos de accidentes de trabajo, las enfermedades derivadas de las profesiones que se ejercían, y la maternidad.
Sí, parir en Cuba no era un problema de salud, porque las mujeres trabajadoras estaban protegidas por el seguro social. Y las esposas de los trabajadores también. La cobertura médica de las madres cubría tanto el embarazo como el parto.
Los empleadores tenían la obligación de asegurar a sus empleados. Y el trabajador escogía el médico y el hospital. En el país existía toda una red de servicios médicos de maternidad, con importantes instituciones como Maternidad Obrera, o Maternidad de Línea. Incluso, aquellas madres que vivían en zonas donde no podían acceder a los hospitales, el seguro les cubría los honorarios del médico que las atendía durante el proceso de embarazo, y los de las famosas comadronas, que se dedicaban a recibir a los recién nacidos, a través de una experiencia práctica que muchas veces se heredaba de una generación de mujeres a otra, en integrantes de una misma familia.
Eran bien conocidas en la isla instituciones que se gestionaban de manera independiente, dedicadas a la atención médica especializada. Quizás las más conocidas eran “La Liga contra el Cáncer”, que construyó el hospital Madame Curie, en el barrio de El Vedado, y que aún conserva esa tradición en Miami, y “La Liga contra la Ceguera”, cuyo nombre sobrevivió a los embates del violento proceso de borrón y cuenta nueva implantado en la historia de la medicina cubana. Eran instituciones que se financiaban con dinero de los ciudadanos, a través de campañas de recaudación, pero que también recibían ayuda del gobierno de la República.
Otras instituciones que jugaron un rol vital en el sistema de salud antes de 1959, fueron las religiosas, que se ocupan de manejar los llamados asilos para ancianos y los orfelinatos. No solo por los cuidados que brindaban a los más débiles y vulnerables, sino porque tenían sus propios servicios médicos primarios.
Pero en este punto del recuento, hay que destacar a las instituciones que quizás hayan sido las que más diferenciaban a los servicios médicos cubanos de los del resto de los países: las ya mencionadas mutualistas, que a decir del doctor Santiago Cárdenas, representaban el "gran orgullo de la República y un orgullo internacional para Cuba".
Desde los comienzos, en los servicios médicos de la Cuba republicana destacaba la presencia de estas instituciones no lucrativas que brindaban atención médica de excelente calidad con cuotas muy modestas que en promedio oscilaban en los 3 pesos con 50 centavos. Una cantidad de dinero que para 1958 podía pagar en la isla la mayoría de los cubanos. Y algunas de estas instituciones, por ese precio, ofrecían escuelas gratis y clubes de espacimiento en la playa. Aun hoy, los isleños de más edad recuerdan con añoranza a la Covadonga, la Benéfica, el Centro Castellano, el Centro Catalán, Católicas Cubanas, Hijas de Galicia o El Sagrado Corazón.
Las mutualistas eran muy populares, porque cubrían a todos quienes vivieran en una misma casa, proveían visitas médicas al hogar ( a diferencia de la era castrista, donde usted tenía que ir a un policlínico o posteriormente al publicitado médico de la familia para recibir una atención médica limitadísima), medicación, e incluso, tratamiento de enfermedades mentales. Eran tan populares, que tenían presencia en todos los pueblos grandes del país.
Por supuesto, si los pacientes de las mutualistas necesitaban atención médica de mayor envergadura se les daba en la capital o en algunas sedes en capitales de provincia.
En 1945, tras la creación del Colegio Médico Nacional, surgieron las cooperativas médicas, como contraparte de las mutualistas, que ofrecían atención de alta calidad a precios más bajos.
La propaganda le ha mentido a los cubanos de las nuevas generaciones y al mundo, divulgando la falsa historia de que la mayoría del pueblo no podía pagar los servicios de salud, porque eran privados y muy caros. La verdad es que el modelo de medicina privada, como la conocemos en Estados Unidos y otros países del mundo, no predominaba en Cuba.
Los más renombrados y prestigiosos médicos cubanos trabajaban en las instituciones médicas gratuitas, como el hospital General Calixto García, donde ejercían la inmensa mayoría de los mejores médicos de Cuba, y al mismo tiempo mantenían sus consultorios privados.
Según algunas fuentes, la tasa de mortalidad por cada mil nacidos se había comportado en la primera mitad del siglo XX así: 24.4 en 1900; 11.0 en 1932; y 6.8 en 1957.
Roberto E. Hernández considera que esa cifra era incluso más baja, colocándose en apenas 4.93, y superando a Uruguay (7.6), Canadá (7.9), Argentina (8.1), Nicaragua (8.4), Dominicana (8.4) Bolivia (8.6) Panamá (8.8) Costa Rica (9.0) Venezuela (9.4) y EEUU (9.5)
Donde sí hay mayor consenso es en las estadísticas que establecen la tasa de mortalidad infantil. El país se ubicaba en el tercer puesto, con 33,7 muertes por cada mil nacidos, detrás de Estados Unidos (26.9) y Canadá (30.2). Panamá se ubicaba en cuarto lugar (57,2). Las estadísticas de Cuba eran superiores a naciones más ricas, como México, Venezuela o Argentina.
Cuba, en 1958, ocupaba el quinto lugar en cuanto al número de habitantes por médico. Había un médico por cada 998 habitantes, solo superaban a Cuba, Argentina, con 764, Estados Unidos, con 805, Uruguay, con 860 y Canadá, con 953.
Las estadísticas son demoledoras. En 1958 en Cuba existían 87 hospitales públicos y 250 privados, para un total de 347, además de al menos 200 casas de socorro para primeros auxilios y consulta externa. La inmensa mayoría de esos hospitales se mantienen hoy en día en pie, a pesar del deterioro en que los tiene el castrismo, aunquea algunos el comunismo cubano sencillamente no los pudo sostener en pie, como el magnifico Hospital Infantil del Vedado, que era, por demás, un espléndido edificio de arquitectura Art Deco.
Había en Cuba, en 1958, entre la salud pública y privada, una cama por cada 174 habitantes. Sólo en los hospitales públicos era de una cama por cada 294 habitantes. Los hospitales públicos tenían 21,141 camas y los privados otras 15,000 para un total de 36,141.
Y si bien es cierto que existía una concentración notable de los servicios médicos, la infraestructura de vías de comunicación y medios de transporte facilitaba el acceso a los mejores hospitales y clínicas en todo el país. Y en última instancia, los pacientes podían acceder a los servicios médicos más especializados en la capital.
Ciertamente, el sistema de salud de Cuba en 1958 estaba lejos de ser perfecto, afectado por la concentración de los servicios en los grandes centros urbanos, y porque estos servicios no alcanzaban a las zonas montañosas y remotas de la isla. Pero la salud en Cuba estaba muy lejos del estado calamitoso que vendió la propaganda castrista después de 1959.
Al final, la falacia de que la Cuba de los Castro y sus secuaces era una potencia médica se ha derrumbado por su propio peso. Tras el demagógico discurso político solo ha quedado la contundente evidencia de un sistema de salud disfuncional y en ruinas, que se sostenía con los subsidios de la Unión Soviética.
Como nos alertó el Dr. en medicina interna Darsi Ferrer, quien se formó y ejerció en las instituciones del castrismo, “los que siguen creyendo que Cuba es una potencia médica están equivocados. Eso es simplemente un mito, que responde a la propaganda y no a la realidad”.
Una vez que se cayó el comunismo en Europa del Este, el sistema de salud cubano se derrumbó, demostrando que era una estructura política y una herramienta de propaganda, gestionada con una gran ineficacia desde el estado autocrático.
La mayoría de los hospitales que hay hoy en día en Cuba, ya existían antes de 1959. En la actualidad, según el ministerio de Salud Pública, en Cuba existen 152 hospitales con 36 mil 718 camas, apenas 577 camas más que las 36,141, que existían en 1958. Si consideramos que la población de Cuba en 2021 era de 11 millones 260 mil habitantes, hay una cama por cada 306.6 habitantes. Comparada con la de una cama por cada 174 habitantes de 1958.
El sistema médico cubano ha estado enfocado en la masificación, en la graduación de médicos, con el propósito de usarlos como mano de obra esclava, exportándolos hacia otros países. Y para darles empleo en el país creó los ineficaces médicos de la familia, que en la actualidad suman 11 mil 550. Estos servicios médicos eran mucho más eficaces antes de 1959, pues los servicios médicos cubanos ofrecían, como una de sus virtudes, la atención médica a domicilio.
Pero sin duda, lo que más afecta al sistema de salud cubano es la pésima calidad de las instalaciones, su equipamiento tecnológico atrasado, la falta de medicamentos, y el deterioro de la atención de especialistas y médicos en general. Nada de eso tiene que ver, como dice el régimen, con el embargo de Estados Unidos. El único culpable es un sistema socializado, burocrático y autoritario, que no sólo ha destruido el eficiente sistema de salud republicano, sino todo el tejido económico, social, político y moral de la nación cubana.