Gobierno cubano dice que no habrá solución para los apagones hasta dentro de un año

El ministro de Energía y Minas, Liván Arronte estuvo en el programa de la televisión oficial de la dictadura castrista y dijo que “en el mes de junio se trazó una estrategia para cubrir la demanda en los meses de verano”, pero que el incendio en la termoeléctrica de Felton, en Holguín, dio al traste con esos planes, y que esta situación “no tiene solución” a corto plazo.

Para resolver el problema se requieren “materiales de importación y su fabricación en el país", dijo Arronte.

"Las reservas de operación son insuficientes para cubrir la demanda del sistema" y ello es la causa de los apagones, indicó.

Según se reveló en el programa de televisión las reparaciones que se necesitan demorará "más de un año", lo que conlleva a que los apagones no van a parar ni durante el verano, ni durante lo que resta del año.

El funcionario, como es el pretexto ideal del régimen, culpó al embargo de EEUU y al aumento de los precios del petróleo y a la crisis económica mundial.

Aseguró que a Cuba le cuesta un 30% más caro que a otros países, porque debido al bloqueo no se puede comprar petróleo en el área, y que petróleo para unos 9 días a Cuba le sale entre 64 y 67 millones de dólares.

Arronte reconoció que la industria eléctrica está obsoleta y desgastada con demasiados años de uso y sin mantenimiento.

También habló de la disminución de los envíos de combustible desde Venezuela, obligándolo a traer petróleo de otros mercados, como recientemente se supo del embarque de petróleo ruso.

La crisis energética lleva a que los cubanos se enfrenten a largos apagones en un verano que se presenta con temperaturas elevadas que provocan el descontento de los cubanos, que no solo sufren del calor, sino de la pérdida de alimentos por falta de refrigeración.

El gobierno está tratando de enfrentar la situación con programas informativos y avisos previos de los cortes energéticos, pero la tensión social aumenta y con ella el riesgo de estallidos populares.

Este fin de semana varios incidentes violentos demuestran que el ambiente está caldeado y la desesperación popular aumenta, de la misma manera que aumentan los casos de dengue hemorrágico, que se sigue cobrando vidas.