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Virales

El día que un hombre en silla de ruedas secuestró un avión en Colombia para reclamar una indemnización

La historia de Porfirio Ramírez Aldana llamó la atención del director colombiano Alejandro Landes, quien en 2011 lanzó una película inspirada en su vida

El día que un hombre en silla de ruedas secuestró un avión en Colombia para reclamar una indemnización
El día que un hombre en silla de ruedas secuestró un avión en Colombia para reclamar una indemnización | EFE

Noviembre 8, 2024 7:42pm

Updated: Noviembre 8, 2024 7:42pm

Porfirio Ramírez Aldana, un hombre en silla de ruedas, paralizó a Colombia en 2005 cuando secuestró un avión comercial en busca de justicia. Su historia, marcada por la violencia, el desplazamiento y la frustración, refleja el drama de muchos colombianos que han sido víctimas del conflicto armado y del sistema judicial.

Era el 12 de septiembre de 2005 cuando Porfirio Ramírez Aldana, un campesino desplazado y parapléjico, entró al aeropuerto Gustavo Artunduaga de Florencia, Caquetá. Sin pasar por los detectores de metales debido a su condición, abordó el vuelo H4030 de la aerolínea Aires con destino a Bogotá. Minutos después del despegue, la situación cambiaría radicalmente: Ramírez había secuestrado el avión.

Según narraron testigos, el hombre aseguró tener dos granadas escondidas en su pañal, y amenazó con detonarlas si no era escuchado. La razón detrás de este acto desesperado era un reclamo de indemnización que había intentado hacer durante más de 14 años. 

Su intención era hablar con el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, para exponer su situación y exigir justicia por el daño físico y emocional sufrido a manos de un agente de Policía.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez (c), con los integrantes del equipo que siguió el secuestro del avión de la Empresa Aires que cubría la ruta Florencia, Neiva, Bogota, y que permaneció por espacio de más de cinco horas secuestrado por una persona minusválida y su hijo
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez (c), con los integrantes del equipo que siguió el secuestro del avión de la Empresa Aires que cubría la ruta Florencia, Neiva, Bogota, y que permaneció por espacio de más de cinco horas secuestrado por una per | EFE

Una vida marcada por el conflicto y el desplazamiento

Porfirio Ramírez nació en Planadas, Tolima, y posteriormente se mudó a Playa Rica, Caquetá, donde logró establecer una finca y algunos negocios. Sin embargo, la violencia del conflicto armado no tardó en alcanzarlo. Tras 24 años de construir su vida en Caquetá, fue desplazado por los paramilitares, perdiendo todo lo que tenía.

El 2 de abril de 1991, agentes de la Policía Antinarcóticos irrumpieron en su vivienda en busca de un supuesto cargamento de cocaína. Sin encontrar evidencia alguna, se desató un enfrentamiento durante el cual Ramírez fue herido gravemente en la columna vertebral, quedando parapléjico. 

"Me pegaron el tiro y quedé de una vez tendido para siempre", relató Ramírez en una entrevista en 2020. Desde ese momento, comenzó su incansable lucha por una compensación, argumentando que el Estado le debía una indemnización por el daño causado.

El secuestro del vuelo H4030 y las demandas de Porfirio

Imagen del avión de la aerolínea colombiana Aires, que fue secuestrado hoy, lunes 12 de septiembre, por un padre en silla de ruedas y su hijo, que exigían una indemnización
Imagen del avión de la aerolínea colombiana Aires, que fue secuestrado hoy, lunes 12 de septiembre, por un padre en silla de ruedas y su hijo, que exigían una indemnización | EFE

A bordo del avión de Aires, que transportaba a 23 personas, Ramírez inició una negociación con las autoridades. Pidió que lo dejaran hablar con el presidente y con el ministro de Defensa, Camilo Ospina, y accedió a liberar a las mujeres con menores de edad. Poco a poco, los pasajeros fueron evacuados hasta que solo quedaron en el avión los miembros de la tripulación y un pequeño grupo de personas.

Ramírez, quien se había valido de dos granadas para llamar la atención, exigió un documento que garantizara la entrega de 100 millones de pesos (unos $40 mil dólares) como indemnización. 

Las autoridades, buscando desactivar la situación, le proporcionaron un cheque que supuestamente cumplía con sus demandas, y él finalmente entregó las granadas y se rindió pacíficamente.

Sin embargo, al bajar del avión, fue esposado y llevado a prisión, donde descubrió que el cheque que le habían entregado no tenía fondos. Una vez más, se sintió engañado y traicionado por el sistema.

A finales de 2005, un juez dictaminó que Ramírez debía cumplir una condena de ocho años de prisión domiciliaria y pagar una multa de 115 millones de pesos (unos $45 mil dólares). Aunque el secuestro había sido un acto extremo, ninguno de los pasajeros ni miembros de la tripulación presentó cargos adicionales en su contra. 

"Me dijeron que el presidente me estaba esperando. Entregué las granadas y de una vez fue la Policía. Lo más duro es que le prometan a uno que iban a reabrir el proceso y que no cumplan", declaró Ramírez después del incidente. 

Para él, el secuestro no era más que una medida desesperada para hacerse escuchar, después de años de ser ignorado y marginado.

Una historia que llegó al cine

La historia de Porfirio Ramírez Aldana llamó la atención del director colombiano Alejandro Landes, quien en 2011 lanzó una película inspirada en su vida. La película, titulada Porfirio, exploró la complejidad de su historia y la desesperación que llevó a este hombre a tomar una medida tan extrema. 

La interpretación de Ramírez en la película le valió el reconocimiento internacional y sirvió como una plataforma para dar a conocer su versión de los hechos al mundo.

En una entrevista para la promoción de la película, Ramírez expresó que su intención nunca había sido hacer daño a los pasajeros, sino simplemente atraer la atención hacia su caso. "Yo sabía que no podía correr, que me iban a agarrar, pero yo dije ‘yo tengo aquí las pruebas, me tienen que poner cuidado’", dijo.

Después de cumplir su condena, Ramírez regresó a su vida. Durante sus últimos años, dependió del apoyo de su familia, en especial de su nuera y nieto, quienes lo cuidaron hasta el final de sus días. Su historia se desvaneció en el olvido hasta que en enero de 2022, uno de sus hijos anunció en redes sociales su fallecimiento. "Descansa en paz, mi viejo", escribió en un mensaje breve.