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Política

Brasil lucha por mantener sus relaciones con Rusia para salvar la industria agrícola

Brasil importa alrededor del 85% de sus fertilizantes del extranjero; 20% del total procede de Rusia

Marzo 7, 2022 11:52am

Updated: Marzo 7, 2022 12:48pm

Poco antes de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania el 24 de febrero, el presidente brasileño Jair Bolsonaro desafió a sus asesores y aliados y voló a Moscú para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin. Entonces, declaró que su nación era "solidaria" con Rusia. Putin, a su vez, nombró a Brasil como el socio latinoamericano más importante de Rusia.

"Somos solidarios con Rusia. Tenemos ganas de colaborar en muchas áreas: defensa, petróleo y gas, agricultura. Las reuniones se están produciendo", comentó Bolsonaro a Putin.

Desde entonces, la delegación brasileña en el Consejo de Seguridad de la ONU votó para denunciar la invasión rusa de su vecino del sur, pero Bolsonaro mantuvo una posición de "neutralidad".

"No tomaremos partido, seguiremos siendo neutrales y ayudaremos con lo que sea posible. Una gran parte de la población de Ucrania habla ruso", destacó Bolsonaro. Sin embargo, la negativa de Bolsonaro a cortar totalmente los lazos con Rusia ha sido copiada por líderes de toda América Latina.

Cuando la Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente para condenar la invasión rusa de Ucrania, los aliados más cercanos de Putin en la región -Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua- se abstuvieron en lugar de votar por la medida.

Venezuela se unió a Rusia, Bielorrusia, Eritrea, Corea del Norte y Siria para votar en contra de la resolución, pero actualmente no tienen derecho a voto en el organismo. Sin embargo, el dictador Nicolás Maduro denunció la semana pasada las sanciones estadounidenses como un "crimen" contra el pueblo ruso y aseveró que Putin irradiaba un aura de "serenidad, sabiduría y convicción moral" en una conversación que ambos mantuvieron recientemente.

México, al igual que Brasil, votó a favor de condenar a Rusia en la ONU, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó la semana pasada que México no emitirá sanciones económicas contra Rusia "porque queremos mantener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo y queremos poder hablar con las partes en conflicto", informó Los Angeles Times.

Pero, ¿el deseo de Bolsonaro de preservar su relación amistosa con el Kremlin es ideológico o se basa en el deseo de preservar un socio comercial clave?  

Los agricultores brasileños se enfrentan a la escasez de fertilizantes, y la presión para encontrar nuevos proveedores aumenta a medida que la guerra del Kremlin en Ucrania amenaza con cortar los envíos al mayor productor mundial de café, soja y azúcar.

Aunque Brasil es uno de los productores de alimentos más importantes del mundo, también es notoriamente dependiente de los fertilizantes importados. Actualmente, importa alrededor del 85% de sus fertilizantes del extranjero, de los cuales aproximadamente el 20% del total proceden de Rusia, informó The Wall Street Journal.

Se trata de una cifra preocupante si se tiene en cuenta que el Ministerio de Comercio ruso ha pedido una amplia suspensión de las exportaciones de fertilizantes.

"Brasil depende de los fertilizantes... es una cuestión sagrada para nosotros", expresó Bolsonaro a los periodistas la semana pasada tras ser presionado sobre su decisión de mantener relaciones amistosas con Moscú. Las preocupaciones de Bolsonaro están bien fundadas, ya que el aumento de los precios de los fertilizantes podría hacer imposible que los agricultores brasileños alcancen sus objetivos de producción, lo que podría generar alzas en los precios mundiales de los alimentos.

El aumento de los precios de los cereales incrementa los costos de la alimentación animal, lo que en última instancia significa que los clientes tendrán que pagar más por sus comestibles. Los pobres de América Latina, que siguen luchando después de que la pandemia devastara la economía mundial, podrían ser los más afectados.

"Nadie sabe lo que va a pasar. La guerra significa una falta total de certeza. El costo de la producción se convierte en una gran incógnita", consideró Ricardo Arioli, un agricultor de soja del estado de Mato Grosso, en el centro-oeste de Brasil.

Aunque el gobierno brasileño ha dicho que tiene suficientes reservas de fertilizantes para los agricultores hasta octubre, no todos son tan optimistas y la Asociación Nacional de Fertilizantes de Brasil ha advertido que las reservas locales de fertilizantes sólo durarán otros tres meses.

"Ahora estamos sufriendo en carne propia lo que significa depender de los fertilizantes importados", dijo Jeferson Souza, analista de fertilizantes de Agrinvest Commodities, una empresa de intermediarios comerciales en Brasil. La escasa productividad ha impedido que la nación sudamericana desarrolle una mayor industria nacional de fertilizantes, añadió.

A su vez, la ministra de Agricultura brasileña, Tereza Cristina Dias, indicó que el gobierno lanzaría un plan nacional de fertilizantes para estimular la inversión en minas de potasa y fósforo. Pero a muchos agricultores les preocupa que los pasos que se están dando sean demasiado pequeños y tardíos.

"Brasil tiene la tecnología para producir. Ahora, con estos embargos, el precio de los fertilizantes podría subir tanto que ni siquiera valdría la pena sembrar", advirtió Antonio Galván, agricultor y jefe de la Asociación de Productores de Soja de Brasil.

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